Francisco González/Internacionalista/Líder emergente de MonitorDescaVe e Investigador de Caleidoscopio Humano
(11-10-2024) En política, una «transición» es un proceso que implica el paso de un régimen político a otro. Por ejemplo, un país donde un gobierno democrático es impactado por un golpe militar que deja en el poder a un dictador, es un país que experimenta una transición de la democracia a la autocracia.
Aunque más lentos y más complejos, también hay casos donde la transición ocurre de un país con un gobierno autoritario que pasa por una transición hacia un gobierno democrático.
En Venezuela las transiciones no son ajenas a la historia política nacional.
Los dos episodios de transición hacia la democracia que ocurrieron en Venezuela durante el siglo XX fueron, en primer lugar, la transición entre Isaías Medina Angarita y Rómulo Betancourt y, en segundo lugar, la transición de Marcos Pérez Jiménez a la Junta Patriótica, que llevó a Wolfgang Larrazábal a la presidencia provisional de la República.
En el primero de los casos, los hechos comienzan el 18 de octubre de 1945, tras el golpe de Estado contra el presidente Isaías Medina Angarita. El mismo fue orquestado por una coalición entre las Fuerzas Armadas y el partido político Acción Democrática. La estrategia empleada fue el uso de la violencia, que llevó al presidente Medina a entregarse.
Esto dio inicio a la etapa conocida como el Trienio Adeco y, aunque se trató de iniciar el proceso de transición hacia la democracia, los roces internos fueron demasiados, e hicieron insostenible el gobierno. Esto ocasionó un nuevo golpe de Estado, en el año 1948, que pronto traería consigo la instauración de una nueva dictadura.
En el segundo de los casos, que ocurre en 1958, tras diez años de gobiernos militares, y dos períodos seguidos con Marcos Pérez Jiménez a la cabeza, se da nuevamente un viraje de la dictadura a un intento de democracia.
En esta ocasión, el golpe de Estado fue orquestado por Wolfgang Larrazábal y otras importantes personalidades de la Junta Patriótica como Fabricio Ojeda y Guillermo García. Esta junta cívica estaba conformada por Acción Democrática, el Comité de Organización Política Electoral Independiente (AD), la Unión Republicana Democrática (URD), y el Partido Comunista de Venezuela (PCV).
La Junta organizó huelgas y protestas sociales en Caracas, fuertemente apoyadas por el pueblo, que desestabilizaron al país hasta el punto de hacer sentar a los altos mandos militares de las Fuerzas Armadas para tomar decisiones clave.
El 22 de enero de 1958, las Fuerzas Armadas solicitan la renuncia del presidente Pérez Jiménez; Larrazábal asume la presidencia provisional de Venezuela.
En los dos ejemplos recientes de transiciones en Venezuela, se puede apreciar cómo no siempre son del todo exitosos. La democracia es frágil, por ello debe ser protegida y promovida.
Las transiciones políticas hacia la democracia no son perfectas. Tampoco son fáciles ni rápidas. Parte de la garantía del éxito es la justicia transicional, que debe aplicarse para con las víctimas del régimen saliente y así asegurar la paz.
Aunque se espera que la justicia llegue rápido, lo cierto es que las condenas a los victimarios sólo ocurren una vez se ha consolidado la democracia. Así ocurre aún con el caso chileno tras décadas desde el inicio de la transición de Pinochet a la democracia.
En definitiva, los cambios en la política son lentos y difíciles, pero deben siempre estar transversalizados por la justicia, teniendo como norte la consolidación de la paz.