Jóvenes

La represión política profundiza síntomas de estrés postraumático en jóvenes venezolanos

Algunos jóvenes en Venezuela sufren estrés postraumático tras la represión postelectoral. Muchos de ellos recurrieron a la evasión, mientras resisten a una realidad marcada por el miedo, la desesperanza y los sueños truncados

Crónica Uno

(16-02-2025) Michelle*, estudiante de Relaciones Internacionales, carga en su bolso libros, sueños y un peso invisible: el estrés constante que la acompaña desde que los resultados electorales del 28 de julio de 2024, y la juramentación de Nicolás Maduro el 10 de enero pasado, ahogaron sus esperanzas de un futuro mejor.

“Hay días en los que siento rabia porque quiero conocer una Venezuela distinta y mejor. Tengo 22 años y nunca he vivido en un país así”.

Como ella, los de jóvenes intentan evadir la realidad entre aulas universitarias o con el apoyo de sus amistades, pero la violencia y represión estatal —documentada en informes de Monitor de Víctimas y Mi Convive— persiguen sus pensamientos.

Según estas ONG 117 personas presentaron síntomas de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) a raíz de la represión en las protestas por la falta de transparencia electoral y 29 de ellas ya cumplen con los criterios para un diagnóstico.

En el informe, que se publicó a mediados de enero, se resaltó que las jornadas de represión posteriores a las elecciones generó un ambiente de miedo que afecta a la ciudadanía, agravado por los excesivos controles de seguridad.

Foto: Crónica Uno

El temor de Michelle y sus pensamientos sobre la represión se sustenta en las cifras de detenciones del Foro Penal, que contabilizan 1601 presos políticos hasta el 25 de enero.

Cambio en las rutinas

Para Alejandra*, otra joven caraqueña, es complicado mantener sus rutinas diarias desde el 28 de julio, porque la situación en el país se volvió “impredecible”, lo cual la llevó a limitar sus actividades.

En los últimos meses notó cómo su vida nocturna y su espontaneidad disminuyeron. Además, es consciente de que la crisis social de los últimos tiempos le ha arrebatado la alegría y la vivacidad que la habían caracterizado durante años.

“Me siento insegura, preocupada por el futuro de mi país y por el mío. Ya no tengo ganas de ir a los lugares que antes me gustaban, siento que todo ha cambiado”,confesó Alejandra.

Estrés colectivo 

Siboney Pérez, presidenta de Psicólogos Sin Fronteras Venezuela, explicó que en el caso venezolano el estrés postraumático en la población no solo surge de eventos traumáticos individuales, también de la adversidad política y social.

“El estrés postraumático en la población venezolana ha surgido a lo largo de las últimas décadas. Entre las causas está una crisis social, política, que ha existido y ha dejado secuelas o personas expuestas a situaciones traumáticas”.

Michelle, consciente de un futuro al que considera incierto, ha pasado algunas noches en vela, atormentada por sus pensamientos.

El 29 de julio hubo protestas en el centro de Caracas.| Foto: Cortesía

“Sé que mi futuro no está en Venezuela por la carrera que estudio. Pero vivo con la fe de que esto va a cambiar y trabajo para que eso se pueda lograr”, detalló. 

La doctora en psicología, María Isabel Parada, define esta lucha interna en un amplio segmento de la población venezolana como un “despecho social”: el duelo por un país que pudo ser y no es.

Agregó que muchos venezolanos sufren ante la pérdida de libertades y oportunidades. Este sentimiento de impotencia afecta no solo la calidad de vida, también refleja la frustración por la falta de cambios.

“El Estado debe desarrollar políticas públicas que estén enfocadas en las necesidades de los venezolanos para promover un entorno seguro”,dijo.

Un sentimiento “neutral” 

Por su parte, Katherine Torrealba, estudiante de Comunicación Social, optó por un estado de ánimo “neutral” para evitar la ansiedad. Sin embargo, hay días en los que siente mucha rabia y temor por la situación que vive. 

“Prefiero mantener mis expectativas bajas para no caer en desesperanza, como en los primeros días de enero. La vida cambió por completo cuando nos arrebataron el derecho a elegir”.

La estudiante evita hablar sobre temas relacionados a la política por temor. Además, dejó de publicar en sus redes sociales después del 28 de julio.

Michelle trata de no pensar mucho en los acontecimientos que pasan en el país y se concentra en sus estudios o responsabilidades como hija. 

Aunque ella considera que no es la manera más saludable, en los últimos días esta estrategia la mantiene estable para no entrar en crisis.

Mientras Michelle se refugia en los estudios, Alejandra lo hace en la espiritualidad. Ambas estrategias, frágiles diques contra una realidad que inunda Venezuela: la de una generación que creció entre escombros y resiste, sin saber si podrán ver el país que sueñan.

(*) Se modificaron los nombres por medidas de protección a las fuentes

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