Jornadas laborales de 12 horas, sin días libres, malos tratos y la violación a las normas laborales, es lo que a diario viven los trabajadores en Venezuela
(09-04-2025) En Venezuela, uno de los países más privilegiados en cuanto a petróleo y recursos naturales, la realidad laboral se puede resumir en una sola frase: “Sálvese quien pueda”.
Con un salario mínimo menor a dos dólares, y congelado desde marzo de 2022, los venezolanos no solo se enfrentan a la supervivencia diaria para poder comer y satisfacer sus necesidades más básicas, también deben lidiar con la desprotección del Estado y la explotación laboral con jornadas extenuantes que no coinciden con la remuneración que reciben.
Y es que a pesar de que Venezuela tiene un amplio marco legal en materia laboral, la crisis económica ha transformado las dinámicas entre los trabajadores y los empleados y también el funcionamiento de las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de las leyes laborales.
Inspectorías al servicio de las empresas
Mayerlin Rangel es un ejemplo de la realidad laboral en Venezuela. Trabajó durante dos años como encargada en un restaurante en Plaza Venezuela. De lunes a sábado se encargaba de abrir la tienda a las 6:00 a.m., supervisar a los empleados a su cargo, entenderse con los proveedores, atender la caja y estar pendiente de los pedidos por delivery. Su jornada laboral terminaba pasadas las 11:00 p.m. y su remuneración era de 50 dólares semanales sin ningún otro tipo de beneficio, salvo el transporte en las noches.
Sentía que su jefe (un militar de alto rango) no valoraba su esfuerzo. En tres oportunidades pidió un aumento y a cambio recibió promesas vacías. La joven, madre soltera de dos niños, poco veía a sus hijos, vivía en un constante estrés y hasta se enfermó del estómago.
Durante el tiempo que duró trabajando en el restaurante no tuvo vida social, porque el único día que tenía para descansar (los domingos) debía hacer labores domésticas y ayudar con las tareas de los niños. Su cuerpo no resistió más y una mañana, después de una discusión con el jefe, decidió renunciar. Le quedaron debiendo dinero, pero perdió las esperanzas de cobrarlo cuando pasó más de tres meses batallando en una Inspectoría del Trabajo.
Rafael Blanco, abogado con vasta experiencia en asuntos laborales, en entrevista para Runrun.es explicó que aunque las inspectorías del trabajo sí están haciendo su trabajo, hay una realidad que refleja el entorno tan complejo que rodea al trabajador venezolano.
Señaló que la falta de recursos, la informalidad en los pagos y el favoritismo hacia ciertas empresas privadas vinculadas al Estado, son solo algunos de los factores que complican la situación.
“La realidad laboral en Venezuela es mucho más compleja de lo que se piensa. Por una parte hay leyes que protegen mucho a los trabajadores, como la Ley Orgánica del Trabajo; pero la realidad es que hay muchos abusos en las formas de pago y en los horarios”, explicó Blanco.
El doctor en Ciencias Sociales y profesor de la Universidad Simón Bolívar, Luis Pino, coincide con Blanco en que las inspectorías del trabajo sí están cumpliendo con su labor; sin embargo, agrega que actualmente funcionan como “celestinos del Estado”.
Por su parte, Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación Nacional de la Salud, afirmó que en Caracas y en varios estados del país hay fallas en las inspectorías, lo cual deja a los trabajadores en estado de indefensión.
Comentó que sabe de casos de denuncias realizadas por los trabajadores, incluso demandas ganadas, en donde las denuncias no prosperan por largos trámites burocráticos en donde el empleador es el único beneficiado.
“Esclavitud laboral para el control social”
La situación económica del país ha llevado a millones de venezolanos a emigrar o a sobrevivir en su propio país con condiciones adversas como la de percibir un salario mínimo calificado de pobreza extrema, según los cálculos del Banco Mundial.
A juicio del profesor Luis Pino, en Venezuela hay una situación de “esclavitud laboral”, sumada a una estrategia de control social que impacta directamente contra los trabajadores.
Afirmó que el trabajador venezolano está sometido y ocupado en ver cómo resuelve y saca a flote a su familia, sin tomar en cuenta “el autoritarismo en materia laboral que viene ejerciendo la administración de Nicolás Maduro de la mano de empresas extranjeras que explotan a los venezolanos”.
Subrayó que “Venezuela es un Estado esclavista de los trabajadores” y lamentó que jóvenes recién graduados de bachiller, tengan que escoger entre estudiar en una universidad o llevar la comida a la mesa empleandose en compañías de dudosa procedencia en las que devengan “salarios miserables y sin beneficios contractuales”.
Juan Miguel Román es TSU electricidad, trabaja para una empresa de gases desde 2023. Cuando entró a la empresa, le hablaron de una jornada laboral de 8 horas, le prometieron un salario de 200$ que, con el pasar de los meses, iba a aumentar. Dos años después, Román trabaja más de 12 horas diarias, sigue cobrando lo mismo y afirma sentirse explotado porque hace “de todo” en la empresa.
Trabajador desprotegido
En el 2024, la red social X sirvió de escenario para que varios trabajadores denunciarán la situación laboral en Venezuela: jornadas laborales de 12 horas, sin días libres, malos tratos, violación a las normas laborales por escasos 180 dólares mensuales que no alcanzan para adquirir la canasta básica que ya sobrepasa los 500 dólares, según estimaciones económicas del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM).
Esta situación ha sido denunciada en reiteradas ocasiones por los gremios y sindicatos del sector salud y educación, también por dirigentes políticos y organizaciones no gubernamentales.
En mayo de 2024, el Monitor DescaVe que defiende los derechos humanos, anunció que Venezuela “retrocedió” en el índice Global de Derechos de los Trabajadores a nivel mundial, convirtiéndose en uno de los peores países para trabajar porque no se respetan los derechos humanos.
Si bien las inspectorías del trabajo en Venezuela tenían un papel importante, los expertos consultados en este reportaje sugieren que los trabajadores lleven sus casos a los tribunales laborales, estos a diferencia de las inspectorías tienen poderes de ejecutar órdenes y medidas más drásticas para obligar a los empleadores a cumplir con sus obligaciones. Sin embargo, estos procesos judiciales pueden ser largos y complicados, lo que termina llevando a los empleados al cansancio y desánimo.
Rafael Blanco asegura que el principal verdugo del empleado venezolano es el mismo gobierno. Cabe recordar que actualmente el salario mínimo en Venezuela se ubica en menos de dos dólares al cambio y que lleva estancado tres años.
Otra situación que ha contribuido a la desprotección del trabajador venezolano es la bonificación del salario, algo que el gobierno de Maduro calificó como salario integral, que no es más que el salario mínimo más un conjunto de bonos que no tienen incidencia en las prestaciones sociales y que no todos perciben.