“Mi mujer ya hizo todo lo que podía hacer. Ahora me toca a mí”. La frase, pronunciada por un hombre que decidió hacerse la vasectomía, resume una transformación silenciosa pero poderosa que recorre América Latina: la de hombres que asumen su rol en la planificación familiar. En el marco de la Séptima Conferencia Internacional de Planificación Familiar (ICFP), celebrada hace algunos días en Bogotá, la organización World Vasectomy Day (WVD) alzó la voz para visibilizar este método anticonceptivo que, en muchos países, sigue siendo un tabú
Emmanuel Rivas/Media Fellow de Family Planning News Network (FPNN) en la ICFP2025
(21-11-2025) La vasectomía sigue siendo uno de los métodos anticonceptivos menos utilizados en América Latina. Aunque hay avances recientes en países como Perú, Argentina, México y Colombia. A nivel global, su uso varía ampliamente según la cultura, el acceso al sistema de salud y a las políticas públicas implementadas para la planificación familiar.
Durante décadas, la planificación familiar ha sido vista como una responsabilidad femenina. Las campañas, los métodos, los discursos… todo giraba en torno solo a las mujeres. Sin embargo, algo está cambiando; cada vez más hombres se están acercando a un método aún poco comprendido, pero clave para la corresponsabilidad reproductiva: la vasectomía.
En el marco de la Séptima Conferencia Internacional de Planificación Familiar (ICFP), realizada en Bogotá, Colombia, del 3 al 6 de noviembre, conversamos con Silvana Resendy, directora regional para América Latina y el Caribe de World Vasectomy Day (WVD), una organización global que desde hace 13 años impulsa la educación, el acceso y la conversación sobre este procedimiento.

Su lectura del momento actual es clara: “Latinoamérica y el Caribe están viviendo un ascenso increíble en la vasectomía”, afirma Resendy, agregando que cada vez es más común escuchar frases como “mi pareja ya hizo todo lo que podía hacer, ahora me toca a mí”.
Pero este cambio no ha sido espontáneo. Han sido años informando, educando, concientizando y formando a profesionales para que lleven a cabo un procedimiento que, aunque es más seguro, económico y efectivo que la ligadura femenina, sigue siendo menos promovido. En muchos países, la planificación familiar sigue centrada en las mujeres.
“El promedio de espera para una vasectomía en varios países donde trabajamos es de tres años”, afirma Resendy, agregando que esto ocurre “no por falta de interés, sino por falta de oferta”.
WVD lo entiende bien: si no existen proveedores capacitados, los esfuerzos de comunicación no bastan y se profundizan las barreras dentro del propio sector salud.
El resultado es un embudo que impacta directamente al usuario: Servicios públicos saturados, listas de espera de meses o años, procedimientos costosos en el sector privado y mitos reforzados por falta de orientación especializada.
En América Latina, la vasectomía va en aumento
En países como México —que Resendy describe como “emblemático”— el proceso comenzó hace más de dos décadas, cuando el Estado integró la vasectomía en el sistema público. A partir de entonces, las cifras comenzaron a subir lentamente, impulsadas por campañas de comunicación y esfuerzos educativos.
En 1993, México registró menos de 1200 vasectomías; hoy, 30 años después, la cifra aumentó en más de un 3800 % y, en este momento, en el país se hacen más de 40 mil vasectomías al año, solo en el sistema de salud público.
Argentina es otro buen ejemplo. Solo en la provincia de Buenos Aires, entre 2020 y 2025, la demanda de vasectomía se multiplicó por 20. Pasando de 113 procedimientos en el 2020 a 1774 en 2024. En lo que va del año 2025, ya se realizaron 1680 procedimientos sin bisturí. Esto representa un aumento del 1500 %.

En Perú se empezó a informar y formar sobre la vasectomía. En noviembre del 2022, el gobierno peruano, a través del Ministerio de la Salud, impulsó la campaña «¡Planifica hoy! Anticonceptivos seguros para una vida sin sorpresas».
Ese año, el sistema de salud peruano registró 64 vasectomías, frente a más de 5000 ligaduras de trompas. En 2023, Perú reportó 2262 vasectomías sin bisturí y, de enero a septiembre de 2024, el país ya había contabilizado 1368 procedimientos en 75 hospitales del Ministerio de Salud (Minsa). Los datos de 2025 aún no han sido publicados.

Colombia, por su parte, cuenta con Profamilia, una organización privada sin ánimo de lucro, dedicada desde 1965 a promover los derechos sexuales y reproductivos.
Profamilia ofrece servicios de salud integral, educación y acceso a métodos anticonceptivos, incluyendo la vasectomía, con enfoque en equidad, inclusión y autonomía.
Este año, hasta el mes de septiembre, Profamilia había realizado 15.657 vasectomías en sus 24 —de 48— clínicas a nivel nacional: 8601 en la Regional Antioquia-Santander, 3216 en la Regional Centro, 1335 en la Regional Norte y 2505 en el occidente del país. Los hombres de 31 a 35 años son los que más accedieron a este servicio.
Por el contrario, en Venezuela, la vasectomía sigue siendo un procedimiento poco solicitado, marcado por estigmas culturales, escasa oferta institucional y esfuerzos aislados de organizaciones civiles.
Marcial Daza, médico cirujano y urólogo, afirmó en una entrevista con La Prensa del Táchira que la incidencia de la vasectomía en el país es casi nula, destacando que mucho tiene que ver el tema cultural, “pues persisten creencias de que, por ejemplo, la vasectomía afectará la virilidad, lo cual no es correcto”.
En el país no existen cifras oficiales. El único registro que existe lo maneja la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam), ubicada en Caracas, que contabilizó desde 2019 hasta agosto de 2024, 796 procedimientos de vasectomía, lo que podría mostrar un leve interés en este método anticonceptivo.
Los hombres no pueden quedar fuera de la conversación
Aunque cada vez son más los países que buscan involucrar a los hombres en la anticoncepción y en las políticas públicas sobre salud sexual y salud reproductiva, ha sido difícil alcanzarlo.
Esto, de acuerdo con Silvana, se debe a que “durante años sacamos a los hombres de las conversaciones. Queríamos empoderar a las mujeres, pero en ese afán, ellos quedaron por fuera”.
A pesar de esto, y de que la vasectomía se mantuvo durante años como un método rodeado de mitos, vergüenza o desinformación,los avances en la realización de vasectomías cada vez son más positivos.
Un acto de amor y responsabilidad
Uno de los países donde World Vasectomy Day ha trabajado es Bolivia. Aquí Silvana recuerda que, en uno de sus viajes, en el taxi que la trasladó del aeropuerto, coincidió con un hombre que decidió hacerse la vasectomía.

“Mi pareja tiene 25 años menos que yo. Yo ya tuve los hijos que quería tener. No puedo pedirle una ligadura de trompas, porque no sé si esta relación más adelante funcione. Los métodos anticonceptivos convencionales le caían mal (…) Como yo soy el que ya no quiere tener hijos, tengo la responsabilidad de cuidarme y de cuidarla”.
Su historia, como muchas otras, revela una nueva forma de masculinidad: sensible, reflexiva, comprometida… Pero, para concientizar sobre la vasectomía, se debe empezar por cambiar la narrativa.
Para Resendy, los medios tienen una tarea urgente: dejar de hablar de la vasectomía como un simple procedimiento médico-quirúrgico y empezar a abordarla como parte de una transformación cultural.
“Debemos hablar de masculinidades responsables, de hombres que deciden, que preguntan, que lloran, que se cuidan. Hombres que hacen actos de amor por sus parejas, pero primero por sí mismos”, enfatiza.
La planificación familiar ya no es solo cosa de mujeres. Es un terreno compartido, donde los hombres tienen mucho que aportar. La vasectomía, lejos de ser una renuncia, puede ser una afirmación de cuidado, de compromiso, de amor. Y como bien dice Silvana Resendy, “el hombre también tiene derecho a decir y decidir”.
En una región donde aún cuesta imaginar a los hombres como protagonistas de la planificación familiar, la vasectomía se convierte en un símbolo potente de responsabilidad, de igualdad y de autonomía compartida.




