En entrevista para El Diario, dos periodistas relatan cómo han lidiado con las críticas, el trabajo y las situaciones que les han causado estragos psicológicos
(27-06-2022) En Venezuela ejercer el periodismo es considerado una tarea titánica. Las agresiones, el hostigamiento, la censura y las violaciones de los derechos humanos son problemas con los que viven a diario quienes practican esta profesión; que sumado a la presión a la que están expuestos día a día, son factores que pueden llegar a afectar su salud mental.
Aunque es un tema que a lo largo de los años ha sido poco abordado, la salud mental de los periodistas se ha ido visibilizando gradualmente a medida que los profesionales se han percatado de la importancia del autocuidado para poder continuar ejerciendo la profesión de forma sana.
Este es el caso de Angélica Lugo, periodista y ancla del programa Rostros del Crimen (transmitido por Televen), quien contó en exclusiva para El Diario uno de los momentos más difíciles que ha tenido que vivir durante su carrera.
Estrés postraumático, la secuela que puede dejar un reportaje
Durante la consulta convocada por la oposición venezolana en 2017, Lugo estuvo reporteando a través de Periscope en un centro electoral en Catia, Caracas, donde se encontraba un grupo de opositores.
Lugo detalló que al sitio llegaron personas del oficialismo y colectivos, quienes comenzaron a lanzar piedras y disparos a quienes estaban allí; sin embargo, a pesar de todo el conflicto siguió informando.
«Me bloqueé y no medí el peligro. Fue rudo, en ese momento mataron a una mujer. Luego de eso tuve estrés postraumático y pasé varios días sin dormir, estaba como alerta. A partir de ahí, he puesto mis límites”, aseveró.
Además, comentó otra de las experiencias que tuvo al inicio de su carrera, cuando trabajó como reportera del diario El Nacional. Lugo cubrió una masacre que ocurrió en La Vega, donde le tocó ver los cuerpos de las víctimas y a los familiares cargándolos para montarlos en una furgoneta.
El gremio normaliza el exceso de trabajo
Después de lo ocurrido en 2017, Lugo tuvo apoyo psicológico por parte de especialistas. “Siempre ha estado el mito de que los que van al psicólogo es porque están locos, pero no, realmente hay que hacerlo”, enfatizó.
La periodista indicó que ahora cuando ve que hay algo que la puede perturbar o quitarle el sueño, no lo hace, debido a que no quiere volver a pasar por algo como lo ocurrido ese año.
“El gremio periodístico normaliza tanto no dormir, estar pegado al teléfono y tuitear a altas horas de la noche. Yo lo hacía, hasta que dije que no más, les dejo las primicias a otros periodistas, informaré después, porque de igual forma lo importante es hacerlo bien”, indicó.
Grupo de apoyo a periodistas
Angélica Lugo mencionó que está en un grupo de periodistas que promueve la psicóloga Yorelis Acosta, en el que se les brinda herramientas para manejar el estrés en la vida cotidiana y laboral.
“Una de las cosas que ella aconseja es ponerle horario a los teléfonos, si se va a trabajar en casa hacer pausas y ejercicios”, destacó Lugo. Además, señaló que en el grupo se apoyan constantemente con temas de autocuidado para preservar la salud mental en el ejercicio de la profesión.
A su juicio, considera que el autocuidado y la salud mental es un tema que poco a poco se ha ido visibilizando y ahora existen programas y más espacios para hacer redes de apoyos entre los colegas.
Resaltó que desde que comenzó la pandemia, cuando tuvo que trabajar desde casa, los consejos de la especialistas la ayudaron en su rutinas diarias. “Acosta nos sugirió que le pusiéramos horario a los teléfonos, por lo que he establecido los tiempos hasta para el Instagram”, añadió.
Temor al realizar reportajes y denuncias
Vanessa Moreno, periodista especializada en derechos humanos, violencia y seguridad ciudadana, relató en exclusiva para El Diario que acudió a las primeras consultas con un psicólogo debido a los sueños recurrentes que tenía, en los que era perseguida por parte de organismos de seguridad del Estado, un mal que inició tras años de temor por las represalias que podía acarrear publicar una denuncia.
“Tengo aproximadamente seis años trabajando con un terapeuta. Me acerqué porque comencé a tener sueños catastróficos y eso me llevó a darme cuenta de que tenía algo que atender”, precisó.
Moreno, quien lleva ejerciendo la profesión desde el año 2012 y que actualmente trabaja en el área de comunicaciones de Cecodap, comentó que ejercer la profesión en Venezuela es sumamente peligroso.
“El periodismo venezolano muchas veces ha sido objeto de violaciones por parte de órganos del mismo Estado, lo que hace más difícil conseguir justicia ante esas situaciones”, aseveró.
A su juicio, el periodismo al ser contralor del Estado y al tener ese poder de hacerle seguimiento a la gestión de todas las entidades públicas, se vuelve objeto de persecución y criminalización, sobre todo cuando hay denuncias que quieren mantener ocultas.
Recordó que en los momentos de mucha conflictividad social en el país (años 2014, 2016 y 2019), cuando se realizaron múltiples protestas en contra del régimen, los periodistas también se convirtieron en objeto de la represión al estar en primera fila informando lo que ocurría.
Es por eso que cuando le tocaba publicar alguna denuncia, Moreno sentía miedo debido a las represalias que podrían tomar contra ella.
«Una vez hice una denuncia sobre que los bomberos no tenían suficientes equipos. Para mí eso significaba que me iban a venir a perseguir y a buscar los cuerpos de seguridad porque estaba haciendo una denuncia de la situación de un organismo del Estado”, contó.
Moreno precisó que su trabajo con el equipo de Cecodap para visibilizar las denuncias de violaciones de derechos de los niños, niñas y adolescentes es un tema que aún le genera temor.
“Cada vez que publicamos un informe también siento temor de que me puedan detener o a alguien de la organización, porque justamente a partir del 2019 la criminalización de las organizaciones sociales se ha elevado”, indicó.
“Nos forman para no ser el foco de la noticia”
La mayor persecución que sufrió Vanessa Moreno fue a través de las redes sociales, cuando comenzaron a enviarle mensajes con amenazas por denunciar temas como las ejecuciones extrajudiciales.
En ese momento, para evitar que los mensajes afectaran su estabilidad mental, decidió desconectarse de las redes sociales durante un tiempo prudencial y cuando ingresaba a Twitter trataba de no ver todos los comentarios. Sin embargo, eso no fue suficiente, por lo que comenzó a acudir con especialistas para que la ayudaran a manejar el miedo.
Moreno considera que la atención a la salud mental en los periodistas no es un tema al que se le da suficiente importancia, debido a que desde la universidad forman a los comunicadores para no ser el foco de la noticia, “sino ese micrófono o cartelera de exposición de las denuncias de violaciones de derechos”.
“Nos forman con esa sensación de que estamos haciendo un servicio público y en esa formación uno como persona queda invisible. Recuerdo que en la primera terapia que tuve, el psicólogo analizó mi caso y dice que estaba acostumbrada a que sea el otro el que hable, no yo”, indicó.
Esto hizo que se diera cuenta de que efectivamente no estaba acostumbrada a ser la entrevistada o ser la que exponga sus dolencias o preocupaciones porque era algo que no es común en el periodismo, profesión que en el ejercicio invisibilizaba la salud mental.
“Ahora es que se están dando iniciativas para promover la salud mental en los periodistas y a duras penas se está hablando de su importancia”, aseveró.
¿Cómo la exposición permanente a las noticias puede afectar la salud mental de los periodistas?
Miren De Tejada, doctora en Psicología por la Universidad Central de Venezuela (UCV), señaló que la asistencia de un periodista a una consulta psicológica puede ser tan variable como la de cualquier otro profesional o persona que tenga conciencia de su necesidad de asistir a la misma.
La especialista sostiene que la población general podría tomar la decisión de desprenderse de las redes sociales y de la información (virtual o física) del acontecer nacional e internacional, sin embargo, los comunicadores sociales no pueden porque de esa manera encuentran sus insumos de trabajo, por lo que estar conectados e interconectados pareciera una práctica necesaria y habitual.
“Esta exposición permanente y a veces sobreexpuesta podría afectar su salud psicológica si no tienen los mecanismos internos necesarios para decantar la información, manejar de manera apropiada sus emociones y comprender que no todo lo que ocurre puede estar bajo su control”, aseveró.
En este sentido, indicó que algunas de las afecciones más resaltantes podrían ser trastornos de ansiedad, depresión, trastornos del sueño, alteraciones en el comportamiento alimentario, entre otros.
Autocuidado, un espacio necesario para los periodistas
Para Vanessa Moreno, un tiempo de autocuidado es cuando realmente se deja el teléfono y la noticia a un lado. “Te quitas el chaleco de periodista y comienzas a ocuparte de ti mismo, de la familia, la pareja, entre otras cosas”, afirmó.
Relató que cuando comenzó a trabajar en Cecodap, teniendo dos años asistiendo a terapia, encontró un lugar en el que la salud mental es un tema de trabajo, por lo que existe un espacio para el autocuidado.
«Logré conciliar esas dos cosas: mi profesión, la Vanessa periodística, con la Vanessa que merece salud mental”.
Moreno estableció un horario y una rutina de trabajo en la que sus espacios de autocuidado, que son la consulta psicológica, ir al gimnasio y tener tiempo para atender a su familia y amigos, pertenecen a una rutina inamovible.
La salud mental es esencial para quienes trabajan con víctimas
Vanessa Moreno señaló que al trabajar con víctimas es importante atender la salud mental, debido a que no se puede tener el mismo enfoque en un trabajo periodístico si no se revisan constantemente las emociones ante un caso.
“Nosotros no podemos dar lo que no tenemos. Cuando nos toca atender a víctimas de la violencia, cómo podemos escuchar a una persona que se desborda emocionalmente si nosotros mismos estamos abrumados mentalmente”, precisó.
En este sentido, indicó que los medios venezolanos entran en una dinámica tan acelerada que no hay espacio para hablar de la salud mental y que debido a la rapidez de la noticia se dificulta crear espacios para que los periodistas puedan tener lugares de autocuidado.
¿Cuándo una persona debe acudir a una consulta psicológica?
La psicóloga Miren de Tejada puntualizó que los periodistas y las personas en general deberían asistir a una consulta psicológica ante los siguientes eventos:
-Hay mal control emocional o confusión acerca de las emociones
-Cuando se experimentan dificultades para ver con claridad una situación problemática y tomar las decisiones para abordarla con éxito
-Hay llanto fácil e inmotivado
-Enlentecimiento del pensamiento y en las acciones
-Desorientación
-Cuando existe dificultad para mantener la atención, la concentración y la memoria
-Confusión mental
-Presencia de pensamientos negativos o catastróficos
-Pérdida del apetito
-Dificultad para conciliar el sueño o presencia de pesadillas
-Cuando aparecen síntomas como dolores de cabeza o gástricos frecuentes, taquicardias, sudoración no explicados por una condición física
-Dificultad para descansar y conciliar el sueño
-Deseos de que la vida se acabe y sentir que no tiene sentido su papel en este mundo
“No se debe tener miedo de consultar”
La especialista señaló que a veces se piensa que la atención psicológica o psiquiátrica es para “enfermos mentales”, una idea “distorsionada, excluyente y errada”.
“Así como las madres llevan a los niños al pediatra, los adultos van al cardiólogo, las mujeres van al ginecólogo y los adultos en general al internista, todos deberíamos ir al psicólogo a revisar nuestros puntos críticos del día a día; comprender lo que nos pasa y tener una gestión más óptima en nuestro diario devenir”, enfatizó.
Para Miren, ir al psicólogo o al psiquiatra debe tomarse como un hecho natural de la vida, debido a que desde esa posición los profesionales de la salud mental podrían orientarlos a revisar situaciones apremiantes, resignificarlas, reconceptualizarlas y verlas desde múltiples perspectivas de manera que su gestión sea más llevadera.