La psicóloga Tachy Osorio señaló que el contacto social en los niños y adolescentes promueve habilidades como la empatía, solidaridad y la tolerancia a la frustración.
(20-11-2021). En Venezuela, debido a la pandemia de la COVID-19 los planteles educativos permanecieron sin actividades presenciales por casi dos años, y con ello disminuyeron las relaciones interpersonales dentro de las escuelas. Desde el pasado 25 de octubre, inició el retorno a las aulas de forma progresiva para los estudiantes de primaria y bachillerato.
Sin embargo, el Ministerio de Educación anunció que las escuelas que son centros electorales deberán suspender las actividades académicas desde el 15 hasta el 22 de noviembre. El resto de estas instituciones, aunque no estén incluidas en el Plan República, deberán migrar a la modalidad virtual por esta semana.
Esta nueva suspensión de actividades se ordenó apenas 21 días después del reinicio de clases presenciales. De esta forma, los estudiantes de primaria y secundaria acumularán alrededor de 20 meses sin clases desde la implementación de las restricciones para contener la pandemia, de acuerdo con el cronograma oficial del Ministerio de Educación. Casi dos períodos lectivos consecutivos lejos de su entorno académico y recreativo.
Consecuencias
La falta de interacción social puede ser un detonante que genere depresión en los niños y adolescentes. La psicóloga Tachy Osorio le explicó a Crónica.Uno que “la ausencia de contacto social, la falta de habilidades sociales y de recreación si pueden afectar el crecimiento evolutivo emocional y mental. Es necesario que se den estas actividades y que no estén sustentadas bajo carencias, miedos, o sobreprotección”.
Señaló que la interacción social en los niños y adolescentes es importante porque promueve habilidades como la empatía, solidaridad y tolerancia a la frustración. La especialista acotó “que se debe revisar cómo se está manejando el proceso de la ausencia de clases, porque no necesariamente esto puede ser la raíz de una depresión. La depresión puede ser circunstancial y/o endógena”.
Por lo tanto, los síntomas que se pueden identificar son el aislamiento, nerviosismo, ansiedad. “Puede haber bruxismo, algunas personas se pueden comer las uñas. Algunos querrán comer excesivamente, otros padecerán de inestabilidad en el sueño, irritabilidad o conductas agresivas”.
La empatía es clave
La psicóloga añadió que los ambientes hostiles, padres ausentes, maltrato físico y psicológico pueden agravar la depresión en los niños y adolescentes.
En ese sentido, la especialista resaltó que los padres deben atender de su salud mental de sus hijos, para así detectar a tiempo cambios en la conducta. Asimismo, indicó la importancia de poseer una comunicación asertiva, actuar con empatía para ponerse en lugar de sus hijos.
“La presencia emocional tanto en los niños como en los adolescentes es importante. Es una herramienta vital para acompañarlos y abordarlos cuando sea necesario”, expuso.
Si identifica alguno de estos síntomas y son persistentes, puede contactar a la psicóloga Tachy Osorio a través Instagram.