Francisco González/Internacionalista/Líder emergente de MonitorDescaVe e Investigador de Caleidoscopio Humano
(24-05-2024) El pasado domingo 19 de mayo, Ebrahim Raisi, presidente de la República Islámica de Irán, falleció tras desplomarse el helicóptero donde viajaba después de culminar la inauguración de una presa en la frontera con Azerbaiyán, al norte de Irán.
Raisi, nacido en la ciudad de Mashhad en 1960 en el seno de una familia musulmana chiita, participó activamente en la política nacional desde temprana edad.
De hecho, formó parte de los protestantes del movimiento que, en 1979, produjo la instauración de la Revolución Islámica, que transformó por completo Irán, llevándolo de un país con importantes libertades, a una teocracia machista, misógina, homofóbica y falo-centrista.
En 1988, como Fiscal de Teherán, ordenó el asesinato de un número cercano a las 30.000 personas, en su mayoría presos políticos, muchos de ellos secuestrados en el marco de la Guerra de Irán e Irak.
Su papel como juez supervisor de dicha masacre le llevó a ser conocido como “El carnicero de Teherán”, reputación que arrastraría hasta su muerte.
De hecho, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, impuso sanciones en su contra tras descubrirse que algunas de las víctimas de Raisi eran menores de edad.
A pesar de la pésima reputación de Raisi en el mundo democrático, las autoridades islámicas iraníes le tenían alta estima.
Raisi fue Vicepresidente de la Asamblea de Expertos en 2019, uno de los órganos de decisión política más importantes del país, y fue considerado por muchos como el candidato más viable para reemplazar al líder Jamenei una vez este falleciese.
Tras una larga carrera política, Raisi gana las elecciones presidenciales de 2021, convirtiéndose en una victoria no solo para el islamismo chiita, que es profundamente doctrinario, sino para el movimiento ultraconservador iraní, que es profundamente anti-derechos.
Si bien los derechos de las mujeres y de las personas LGBTQI+ se han visto relegados desde la Revolución Islámica, el mandato de Raisi fue escenario de un tormentoso período de protestas del movimiento feminista iraní en contra del régimen.
Fue Raisi el responsable de intensificar la represión por parte de la “Policía Moral” que, bajo la excusa de preservar valores, acusa, violenta y asesina mujeres por mostrar tobillos o mechones de cabello.
La situación llegó a álgidos puntos de violencia tras la muerte de Mahsa Amini, en septiembre de 2022, asesinada por llevar mal puesto el velo sobre su cabello.
Meses después del feminicidio de Amini, Raisi argumentó que lo sucedido fue “un incidente”, aprovechando a la vez de desprestigiar la lucha de las mujeres iraníes, quienes son expuestas a toda clase de abusos.
La ola de protestas ha mermado, pero no han mermado los anhelos de libertad de las mujeres iraníes quienes, con valentía, exigen al Estado respeto por su autonomía.
Quienes defendemos la libertad, esperamos que en Irán, termine la barbarie a la que han sometido a las mujeres iraníes.