Ciudadanos

¿Hasta qué punto somos “ciudadanos” los venezolanos?

Por Francisco González– Internacionalista, Investigador de Caleidoscopio Humano y líder emergente del proyecto MonitorDescave.

(19-01-2024) Aunque suene discriminatorio, no todas las personas son ciudadanas. Para explicar esta afirmación, conviene entender qué -y quién- es ciudadano.

La ciudadanía es un concepto complejo y variable, que presenta algunos puntos en común entre sus autores.

El sociólogo británico Thomas Marshall considera que la ciudadanía es un término multidimensional, que involucra a la vez lo político (el acceso a la toma de decisiones), lo civil (los derechos que el ciudadano ejerce o debe ejercer) y, por último, lo social (las condiciones de vida digna que amerita el ciudadano).

Parafraseando a Marshall, se puede afirmar que el ciudadano es aquel ser que vive, de manera legal, en una determinada sociedad, que goza de una serie de derechos que el gobierno de dicha localidad le debe garantizar y que, a su vez, es titular de una serie de deberes que debe cumplir mientras participa de manera activa y protagónica en los procesos democráticos de toma de decisiones propuestos por las autoridades.

Entendiendo la ciudadanía como una realidad política, conviene cuestionarse qué tanto “se es” ciudadano en contextos donde la participación política sea limitada por decisión del Ejecutivo. Dicho de otra manera, en sociedades no-democráticas la ciudadanía queda en tela de juicio.

Si el ciudadano es aquel capaz de participar activa y voluntariamente en procesos de toma de decisiones, ¿cómo puede ser ciudadano alguien cuyo voto está coaccionado y/o condicionado a la continuidad de la entrega de un bien, un servicio, o un empleo?

Ahora bien, entendiendo que la ciudadanía no solo se mide según cómo se participe políticamente, sino también se mide según su dimensión civil y social, es prudente establecer una relación estrecha e indivisible entre el ser ciudadano y el gozar de derechos humanos.

Los derechos civiles y políticos, también llamados derechos humanos “de primera generación”, hacen referencia a aquellos que guardan relación con la identidad, la libertad y la libre escogencia de religión.

Dicho esto, cabe destacar que, en sociedades con políticas discriminatorias, hay personas cuya ciudadanía se ve afectada en tanto que se les niegan derechos civiles y políticos.

En países donde, por ejemplo, no existen leyes que permitan el reconocimiento de la identidad de personas transexuales, por lo que su sexo biológico y su expresión de género no coinciden en sus documentos legales, hay graves violaciones a los derechos humanos de estas personas, lo que, aunado a discursos de odio y políticas discriminatorias que les oprimen, diezma su ejercicio de la ciudadanía.

Una tercera y última dimensión de la ciudadanía es lo social. En ella, autores afirman que la ciudadanía solo puede ser ejercida en contextos donde el Estado ofrezca condiciones para que sus ciudadanos lleven “una vida digna”.

Dichas condiciones también están tipificadas en la mencionada Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Se les conoce como derechos humanos “de segunda generación” y abarcan aquellos relacionados con lo económico, lo social, lo cultural y, más recientemente, lo ambiental.

Para tener una vida digna, bajo la lupa de los derechos económicos, es preciso tener acceso a fuentes de trabajo, un salario digno y monedas estables.

Si se habla bajo la lupa de derechos sociales, es preciso afirmar que se amerita tener acceso a la educación, a los servicios básicos y al transporte público.

Los derechos culturales abarcan el esparcimiento, la música y la gastronomía.

Los ambientales se enfocan en un medioambiente limpio, libre de contaminación.

En sociedades donde tales derechos no sean garantizados por el Estado, el ejercicio de la ciudadanía no podrá desempeñarse como es debido.

Entendiendo la profundidad y complejidad de la ciudadanía desde lo político, lo civil, lo social, lo económico, lo cultural y lo ambiental, cabe preguntarse, ¿hay, en Venezuela, en plena Emergencia Humanitaria, con niveles de pobreza de más del 80 %, pleno ejercicio de la ciudadanía?, ¿Somos los venezolanos, con precario acceso a derechos humanos, ciudadanos?

Difícilmente habrá democracia hasta que no haya ciudadanos que la ejerzan. Difícilmente habrá ciudadanos que la ejerzan mientras la crisis de derechos humanos básicos y fundamentales impere en los hogares venezolanos.

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