Los errores nos enseñan lecciones valiosas y nos muestran qué no funciona o qué podría mejorarse. Repetirlos significa que no hemos asimilado esas lecciones, lo que puede llevar a consecuencias negativas desastrosas en Venezuela. Debemos evitar a toda costa la repetición de estos errores y blindarnos como país para tomar decisiones mejores en un futuro, cuando todo termine.
Antecedentes
La pérdida de Libertades Fundamentales, bajo un régimen autoritario, pérdida de libertades individuales, como la libertad de expresión, asociación y prensa dejando en evidencia que la ciudadanía no puede opinar libremente ni criticar al gobierno, lo que genera un ambiente de miedo y represión. Esta falta de libertades limita el desarrollo personal y colectivo, impidiendo que las personas vivan con dignidad y respeto; asimismo, la violación sistemática de los Derechos Humanos, donde el gobierno de Maduro rompió la moral y esencia del pueblo, por medio de la tortura, las desapariciones forzadas, las ejecuciones sumarias y el encarcelamiento arbitrario son prácticas comunes para sembrar el terror.
Estas atrocidades destruyen el tejido social y dejan heridas profundas en la sociedad, que pueden tardar generaciones en sanar.
La concentración del poder y corrupción en manos de una sola persona o un grupo reducido ha conllevado a la corrupción y el abuso de poder más grande de América Latina. aunado a la falta de controles y contrapesos ha permitido que actúen impunemente, enriqueciendo a una nueva élite mientras el pueblo sufre de pobreza y desigualdad.
Estancamiento Económico y Fractura Social
El control político férreo sobre el desarrollo económico y social, la censura de ideas innovadoras y la persecución de emprendedores críticos, frenan el progreso. Esto genera un estancamiento económico, impidiendo la mejora de la calidad de vida de la población. Sumado a la represión y la vigilancia constante que generan una atmósfera de desconfianza entre los ciudadanos.
El psicoterror de las personas es tal que temen hablar abiertamente, incluso con amigos y familiares, lo que fragmenta la sociedad y erosiona la cohesión social. Esta desconfianza perpetúa la violencia y el conflicto, debilitando la unidad nacional.
Esta más que claro la destrucción de las instituciones democráticas, como se apoderó del parlamento, el poder judicial independiente y roban las elecciones libres y justas, que es sin duda la única arma que tiene el ciudadano para expresar y poder salir de la crisis.
Sin estos pilares, es imposible construir una sociedad donde el poder sea realmente del pueblo. La falta de democracia perpetúa la injusticia y la desigualdad, alimentando un ciclo de opresión.
Crisis Migratoria
La crisis migratoria venezolana es un reflejo del deterioro extremo de un país bajo un régimen autoritario. Mientras no se resuelvan las causas subyacentes, es probable que la migración continúe, con todas las complejas consecuencias que esto conlleva para la región y para la comunidad internacional en general.
Este éxodo masivo es consecuencia directa de una crisis política, económica y social que ha sido exacerbada por la consolidación de un régimen autoritario en Venezuela.
El ambiente de miedo y persecución ha impulsado a muchos a huir del país en busca de seguridad, libertad y nuevas oportunidades; Esta migración masiva ha provocado una fuga de cerebros, con la salida de profesionales altamente calificados, lo que agrava aún más la crisis en Venezuela. Además, la fragmentación familiar y la pérdida de capital humano tienen implicaciones profundas tanto para país como para los países receptores.
Nunca es Nunca…
Las sociedades que han experimentado dictaduras, guerras y totalitarismos cargan con un legado de dolor y sufrimiento. Es fundamental aprender de la historia para evitar repetir los mismos errores. Recordar las atrocidades del pasado es un acto de justicia y un compromiso con las futuras generaciones para construir un futuro de paz y libertad.
En resumen, jamás deberíamos como país volver a caer en totalitarismo porque tales regímenes aniquilan nuestra esencia misma de lo que significa ser libre y humano. La lucha constante por la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho es esencial para garantizar un futuro en el que todas las personas puedan vivir con dignidad y respeto.