Mansplaining

El mansplaining: la nueva práctica machista en la violencia de género

María Alejandra Silva/Caleidoscopio Humano

(25-03-2022) Eres mujer, estás en una reunión explicando un tema y un hombre interrumpe en varias oportunidades para dar una justificación «más amplia y mejor» sobre tu punto de conversación.

¿Te suena repetida la historia?, a muchas nos ha pasado y a diario tenemos que convivir con la frase «ellos hablan y nosotras callamos» o el mansplaining. Esto es una práctica que busca deslegitimar las habilidades de una persona, usualmente una mujer, a través del discurso.

El mansplaining es un neologismo anglófono que une la palabra man (hombre) y explaining (explicar) y según Know Your Meme, el término apareció por primera vez en un comentario de un blog publicado el 21 de mayo de 2008, luego que la escritora Rebecca Solnit señalará en un artículo el denominado “Men Explain Things to Me, Facts Didn’t Get in Their Way”, donde habla de su experiencia personal con hombres.

Nueva forma de Violencia Basada en Género

El Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres señala que esta discriminación y doble parámetro de valoración sexista menoscaba también la legitimidad de la palabra, el conocimiento producido y los juicios emitidos por mujeres; siendo una nueva forma de generar Violencia Basada en Género (VBG).

Agregando que esa actitud “condescendiente” y hasta benevolente del hombre es lo que constituye el acoso y violencia contra la mujer, porque no importa las evidencias que esta ofrezca sobre su experticia y conocimiento, el “caballero” se considera con el derecho a corregir (generalmente en público) a cualquier mujer.

Por su parte, Miguel Lorente, médico forense español y especialista en la detección de la violencia de género, el mansplaining no es algo aislado en el machismo, si no que se trata de una manifestación concreta, en tanto considera que la condición masculina, y por lo tanto la identidad como hombre, tiene un valor añadido respecto a la identidad de mujer.

Según el especialista, la razón por la que el mansplaining ocurre en la esfera pública o en el ámbito laboral, tiene que ver con el hecho que son esos espacios los que históricamente le han “correspondido” al hombre.

Venezuela y el mansplaining 

El OVDDHHM afirmó que el mansplaining ocurre no solo personalmente, también se observa en la vida virtual de las redes sociales. Detallando que basta que sea una mujer quien haga afirmaciones sobre un tema polémico (actualmente en Venezuela es la política y la situación país que se vive) para que las réplicas sean irrespetuosas, agresivas, descalificando no su opinión, sino la condición de mujer que habla públicamente.

La Fiscalía General de la República, liderada por Tarek William Saab, divulgó en noviembre pasado que durante 2021 atendieron 31.496 casos de violencia contra la mujer y obtuvieron 499 sentencias condenatorias. Cifras que para muchas organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres son insuficientes; recordemos que Venezuela es uno de los países con mayor índice de femicidio en el mundo.

En Venezuela cuando una mujer admite haber sido violentada, no falta el hombre que de inmediato la desestima, explicándole todas las razones por las que se encuentra equivocada, siendo revictimizadas en diversas formas al momento de querer denunciar violencia en su contra.

Consecuencias emocionales del mansplaining

Las consecuencias del mansplaining, como detalla Lorente, tienen que ver con opacar, invisibilizar y finalmente disminuir la autoestima de la mujer, quien se verá enfrentada a tener que ceder, callarse, o, en su defecto, sufrir las consecuencias de no haberse callado. Estas circunstancias de machismo generan ansiedad, cansancio, frustración y dificultan la autoestima. 

Además, estas prácticas refuerzan el sistema de desigualdad. El mansplaining es la consecuencia o la respuesta a un escenario nuevo en el que los hombres se sienten amenazados, intimidados o ignorados, explica el portal La Tercera.

En varios estudios se ha determinado que las mujeres al encontrarse en un espacio donde son minoría, hablan hasta 75% menos de lo que lo hacen los hombres. No sólo eso, sino que la brecha de autoestima entre hombres y mujeres, generada por la constante exposición a este y otros micromachismos, es lo suficientemente grande como para que nosotras estemos más dispuestas a autoexcluirnos no sólo de las conversaciones, sino también de los espacios públicos, políticos, de estudio, trabajo y desarrollo personal.

El reconocer lo que muchos consideran «pequeños» maltratos hacía la mujer nos permitirá continuar disminuyendo la brecha de desigualdad de género para así cambiar las mentalidades sexistas que dan lugar a que tales cosas ocurran, con el objetivo de construir una sociedad con justicia para todas.

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