Cuidado

El 75 % de los empleos del futuro en Latinoamérica serán de cuidados y más precarios

EFEminista

(16-02-2025) Cuando se piensa en empleos del futuro quizás los vinculados a la tecnología son los primeros que salen a la luz, sin embargo en Latinoamérica el 75 % de esos trabajos corresponde a los asociados a los cuidados, mayormente desempeñados por mujeres y con numerosos desafíos vinculados a condiciones laborales precarias.

Así lo evidencia el Atlas de los trabajos del futuro, realizado por Sur Futuro, una organización que busca contribuir al análisis y al debate socio-económico regional identificando respuestas a los desafíos del desarrollo, y en el que se pone especial foco en el importante, pero invisibilizado papel que tiene el trabajo de cuidado en el desarrollo de la región.

Según el informe, en América Latina y el Caribe, el 16 % de los empleos pueden considerarse como «trabajos de futuro», es decir, resilientes frente a las megatendencias que están moldeando los
mercados laborales de los próximos años.

Esos empleos del futuro abarcan trabajos en disciplinas de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), empleo verde y también en áreas del cuidado, sector que representa el 75 % de los trabajos de futuro de la región.

«Dentro de los trabajos del futuro son mayoría, pero son los que tienen peores condiciones laborales, menores salarios promedio en relación a los sectores tecnológicos y mayores tasas de informalidad. Que sea del futuro no quiere decir que sea un buen trabajo y eso se ve claramente en la economía del cuidado», explica a Efeminista Ramiro Albrieu, co-autor del documento.

Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalan que las mujeres componen el 95 % de los cuidadores remunerados en la región, pero constituyen una parte menor del empleo total, con un promedio de 42,08 %.

Las mujeres y los empleos del futuro

Albrieu señala que con el informe se han podido dar cuenta de que en la región se están gestando futuros laborales muy diferentes para los hombres y para las mujeres, aunque eso no significa que la realidad no pueda cambiar si se toman acciones urgentes.

«El esquema actual del mercado de trabajo, con el comportamiento del sector privado y con las políticas públicas que existen, dan lugar a esta reproducción de la desigualdad hacia adelante. Esos futuros distintos implican que los varones son mayoría en los trabajos asociados a la tecnología, por ejemplo, que son los trabajos de más alta cualificación dentro de los trabajos de futuro y cuanto más uno se va adentrando en los empleos STEM hay menos mujeres», menciona.

Eso a su vez provoca que los avances tecnológicos se desarrollen con sesgos de género, agrega, lo que acentúa aún más la desigualdad, ya que esos productos o servicios solo responden a los problemas que tienen las personas que están innovando, que son los hombres.

En la economía del cuidado, tomando en cuenta solo el trabajo remunerado, el investigador alerta del aumento de la precarización en sectores como la salud o la educación, que son y serán muy demandados, pero que enfrentan cada vez más problemas.

«En los últimos años, las mujeres están viendo una caída en la calidad de sus empleos. Incluso en trabajos que son de alta cualificación como el sector educativo la calidad del empleo empieza a disminuir», resalta.

Según el BID, la feminización de la profesión del cuidado es más pronunciada para quienes trabajan con niños (97,33 %) que para aquellas personas que atienden a adultos (89,51%).

Visibilizar al trabajo de cuidados en Latinoamérica

Para el investigador, uno de los primeros pasos que los países deben dar para mejorar la calidad de estos trabajos y que no haya una crisis en el sector de los cuidados en el futuro es visibilizar el empleo remunerado y empezar a valorar económicamente el no remunerado.

«Nosotros venimos trabajando desde hace mucho en la agenda del trabajo del futuro desde una perspectiva del sur y te diría que la gran mayoría de mesas en las que participamos tiene que ver con la tecnología y no hablamos nada de economía del cuidado pensada como un sector del futuro, ese es el punto que más me llamó la atención», menciona.

«Nosotros formamos o nos preocupamos mucho por formar gente que sepa codificar, pero no estamos mirando cómo se forma la gente que cuida», añade.

Albrieu dice que es vital que los países de la región empiecen por generar estadísticas del trabajo de cuidado no remunerado, pues «hay muy pocos» que las tienen, y que la contabilización del uso del tiempo se hace «de forma muy esporádica». En algunas partes, lamenta, los últimos datos son de 10 o 12 años antes de la pandemia.

«No hay forma de pensar en una política pública a partir de esos datos y ahí hay una falla o un hueco en el conocimiento que es grave», señala.

Dice que ya es hora de que estos temas sean más discutidos, especialmente a nivel de políticas públicas, para determinar qué tipo de formación y de políticas laborales se crearán para esas mujeres que empiezan a salir al mercado de cuidados.

«Yo no veo que los gobiernos de la región que estén a la altura de los desafíos con respecto a las brechas de género relacionadas a estos mercados del futuro. Sí veo casos donde hay sistemas de cuotas en varios países, por ejemplo, para la formación en tecnología, hay sistemas de mentoreo de mujeres a mujeres que sirven bastante, hay un abanico de estrategias que se están llevando a cabo América Latina, pero falta todavía una consolidación, una visión, un plan integrado», concluye.

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