Migrantes

Dilemas éticos y casos invisibilizados en la cobertura de la migración: otras reflexiones del taller con Luz Mely Reyes

¿Qué deben tener en cuenta los periodistas antes de realizar su trabajo en el terreno? ¿Qué temas o coberturas poco tratadas en la agenda periodística permiten ahondar en los matices de la migración?

Fundación Gabo

(09-09-2023) En el cubrimiento periodístico de la migración, la exigencia de llegar, observar, irse y contar no puede ser tomada a la ligera. No se llega como un “paracaidista”, ni tampoco se desaparece una vez publicado el reportaje como si no existieran implicaciones con los temas tratados. 

Sobre estos puntos del cubrimiento se enfatizó en el taller virtual ‘Historias de migración: periodismo en movimiento’, organizado por la Fundación Gabo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dirigido del 7 al 11 de agosto por la periodista Luz Mely Reyes. La directora y cofundadora de Efecto Cocuyo recomendó quedarse un tiempo antes de —por ejemplo, en la cobertura del tránsito migratorio— abordar a un migrante y hacerle preguntas; también sugirió hacer seguimiento de los temas, como una forma de “continuar con la conversación”. 

Esto, que hace parte del trabajo diario del periodista y la relación construye con sus temas y fuentes, atraviesa “los dilemas éticos” del oficio.

“Muchas veces —dijo Reyes a los 26 participantes del encuentro— los periodistas caemos como paracaidistas en una zona fronteriza donde se está generando una situación que tiene implicaciones noticiosas. Vamos a donde haya escándalo y notoriedad, pero esto hace parte de lo que hay que cuestionarnos”.

Agregó que, en su experiencia de cobertura de personas en tránsito migratorio, no basta con hacerle preguntas a una persona que se encuentra “en situación de vulnerabilidad”, que puede estar “en shock” o no tener en esos momentos la capacidad de dar respuestas. “El dilema es hasta donde llegamos como periodistas, qué pasos damos y qué pasos no damos”.

A propósito de esto, compartió cinco consejos del periodista portugués Rui Marques que pueden tener en cuenta los periodistas para realizar una buena práctica de su trabajo:

  • Desmitificar los prejuicios con hechos y conocimientos.
  • Divulgar estudios científicos. 
  • Nada de discurso moralista. 
  • No es necesaria la nacionalidad para demostrar un crimen.
  • Trabajar con los periodistas para sensibilizarlos en la utilización de un código de ética.

Reyes resaltó el caso de la cobertura de crímenes, en la que suelen cometerse algunas ligerezas del periodismo que cubre la migración, como cuando “se atribuye a una nacionalidad el hecho de cometer un crimen”. 

Para ella “son dilemas éticos que hay que conversar”. Aconsejó el intercambio y diálogo permanente con expertos y organizaciones, así como pararse a reflexionar y discutir en los momentos previos a las coberturas en las salas de redacción u otros espacios. 

Al mismo tiempo, pidió tener en cuenta que “el periodista está entrenado para hacer preguntas incómodas que un psicólogo, un antropólogo o los miembros de una organización no harían. Pero hay que empezar a ver cómo enriquecer la mirada con otros campos”.

Otro compromiso importante del periodista que cubre migración surge ante los casos “invisibilizados”. Mencionó dos importantes que tienen lugar en la región (en Haití y Venezuela, concretamente), y se refirió, en otro momento del taller, a ciertas zonas de las ciudades o lugares donde confluyen migrantes que son transformadas gracias a ellos y su cultura.

Haití: la doble exclusión

La mayoría de los casos sólo empiezan a tener notoriedad cuando ocurren hechos de violencia y provocan polémicas o escándalos. La migración haitiana ha sido un ejemplo. “Es como una corriente que atraviesa todo el continente”, dijo Reyes. En la región se ha visto a personas de Haití irse a Chile después del terremoto en su país, irse de allí hacia la selva del Darién o a México. Cuando llegan a Estados Unidos son a veces “acorralados” y encerrados. Y al no hablar ni inglés ni español (es decir, ninguno de los dos idiomas que se hablan en la frontera) sufren de “una doble exclusión”. Casos como estos invitan a “seguir reflexionando y discutiendo sobre nuestros puntos de vista para hacerlo mejor”.

Venezuela: el concepto de inxilio (o insilio) y la importancia de cubrir el país que se va

La migración venezolana ha dejado alrededor de 7 millones de nacionales por fuera de su país. Esto significa que una nación de unos 30 millones pasó a tener 23, sin tener en cuenta que existe un “subregistro” del tránsito. Eso significa que el país dejado , el país que se queda, vive una transformación psicológica. Por otra parte, contó la maestra, en los últimos años a la población venezolana se les empezó a exigir visa para viajar a varios países del continente americano donde antes no era requerida. El concepto “inxilio” ha entrado en este punto para designar a las personas que se quedan en un país distinto al que era antes de haber sido marcado por la expulsión masiva de sus habitantes (en un país, como Venezuela, caracterizado décadas atrás por ser receptor de migrantes). “De ahí la importancia de explicar lo que pasa en los países expulsores y tratar de entender por qué la gente se va”. 

Zonas y barrios populares

Luz Mely Reyes recordó los espacios que sirven de acogida de la población migrante, por lo general zonas populares y plazas con un movimiento comercial frenético. En esos lugares pudo ver, en su natal Venezuela, a personas de Haití, Colombia, Perú y Ecuador vendiendo “algo sabroso”, un plato típico de su región o de su país. 

Contó el caso de un “mercado hermosísimo” que se hizo frente a un templo religioso donde los fines de semana se podía encontrar comida de otro país de la región. Este mismo fenómeno se ha presentado, en otras dimensiones, en países como Estados Unidos, donde son conocidos los barrios chinos, coreanos, haitianos y cubanos. “¿Cómo podemos contar estas historias?”, dejó abierta esa pregunta.

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