El confinamiento por Covid19 nos afecta a todos, pero las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) resultan más vulnerables en medio de una pandemia que no está dando tregua.
Emmanuel Rivas/ Caleidoscopio Humano
La pandemia por Covid19 parece haber llegado para quedarse. Ni siquiera los países que han hecho esfuerzos para vacunar a su población han podido controlar la expansión del virus. Chile es el ejemplo más cercano que tenemos.
El país austral, con una población cercana a los 19 millones de habitantes, ha vacunado a más de 6 millones de personas, sin embargo, en los últimos días ha registrado las cifras más alarmantes desde que en marzo del 2020 detectaran los primeros contagios de coronavirus.
Venezuela está lejos de lograr una vacunación masiva. Quienes están al frente del país han condicionado el ingreso de vacunas a través del Covax, un fondo que busca el acceso equitativo de vacunas y que resultaría en una de las pocas esperanzas para lograr una inoculación en masa en nuestro país.
Mientras se disputa el ingreso de vacunas a Venezuela, las cifras por Covid19 siguen aumentando, las personas están en la calle y el país sigue sumergido no solo en la crisis por la pandemia mundial, también en la Emergencia Humanitaria Compleja que desde 2015 nos afecta.
La medida 7 + 7 implementada por Nicolás Maduro para contrarrestar la libre circulación del virus, parece no haber funcionado, obligando a implementar una cuarentena más radical por 14 días continuos, y que, de acuerdo con el mandatario, podría ser la nueva medida para contrarrestar el virus.
Autismo y pandemia no van de la mano
Este 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación del Autismo, una fecha que busca crear conciencia sobre el valor que tienen estas personas dentro de la sociedad y de la necesidad de mejorar la calidad de vida de niños y adultos con esta condición.
En Venezuela, las personas con TEA no cuentan con las mínimas condiciones para conllevar el confinamiento y las restricciones que implican la pandemia.
Las fallas eléctricas y poca conectividad les impiden tener contacto con el mundo exterior a través de plataformas digitales, no hay una atención médica adecuada y mucho menos condiciones para la alimentación que requieren.
No tener una dieta apropiada les altera el sueño, afecta su conducta y les genera ansiedad.
En el caso de los adultos diagnosticados con autismo, la modificación de sus jornadas laborales, la implementación de teletrabajo y el temor de no poder cumplir con sus obligaciones laborales por falta de luz o internet, resulta en dolores de cabeza constantes y ansiedad.
Las personas con TEA que no pueden canalizar las múltiples emociones que conlleva el confinamiento.
La sociedad debe informarse para poder ser empática con estas personas, para que al verlas en la calle no las tilden de irresponsables. Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) necesitan salir, tomar aire, respirar. No hacerlo les afecta.
¿Cómo reconocer el TEA?
- Por su lenguaje corporal y casi nulo contacto visual
- Por su forma de interacción social
- Le cuesta crear amistades y mantenerlas
- Por sus percepciones sensoriales
- Por su comportamiento rígido
- No demuestra preocupación o empatía por los demás.
- Por sus intereses intensos y poco habituales
¿Qué debemos hacer?
- Consultar con un experto
- Informarnos sobre el Trastorno de Espectro Autista
- Desarrollar y estimular las habilidades comunicativas
- Incluir al niño o niña en actividades que le estimulen y sean de su agrado
- Crea o participa en grupos sociales
- Elimina los prejuicios
- Sensibiliza e informa a tu entorno
- Trabaja la empatía
En el mundo, 1 de cada 150 niños tiene autismo, incrementándose en un 17 % cada año.
Las personas con autismo no viven en su mundo, viven en nuestro mundo, son parte de nuestro día a día. La sociedad debe ser consciente de que el autismo no es una enfermedad, solo es una forma diferente de ver la vida.