Día del Hombre: No estamos en guerra de los sexos

Por: José Jesús Ramírez


Es raro que una persona no sepa que el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer (anteriormente denominado Día internacional de la Mujer Trabajadora); pero, poco se comenta acerca del Día Internacional del Hombre, que se conmemora cada 19 de noviembre.

Este día fue propuesto en 1992, en los Estados Unidos, por el Centro de Estudios Masculinos de la Universidad de Misuri-Kansas y popularizado desde el año 1999, cuando comenzó a visibilizarse en el mundo, sobre todo, gracias al respaldo de la UNESCO y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El objetivo de establecer esta efeméride, es el de sensibilizar en torno a temas como la salud masculina, la cultura de paz y la no violencia, vislumbrar modelos masculinos positivos que contribuyen en su comunidad, y con estos no solo se hace referencia a estrellas de cine, deportistas, políticos o científicos; sino también a hombres de la vida cotidiana, de clase trabajadora.

También, al igual que el Día Internacional de la Mujer, la equidad de género; entendida esta como la capacidad de acceder a los mismos derechos, condiciones y oportunidades, independientemente del género y teniendo en cuenta las particularidades de cada persona.

Lo cierto es que, el Día Internacional del Hombre comparte el mismo mes con otra efeméride relacionada también con las mujeres: el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que hace que este día (19 de noviembre) pase un poco por debajo de la mesa. Sin embargo, desde mi opinión, ambos persiguen algo en común: equidad y no violencia. Y la equidad de género redunda en que la mujer (cisgénero o transgénero) reciba un trato justo, no violento y no discriminatorio en la sociedad; trato que, históricamente, se les ha negado y que han venido conquistando paso a paso a través de numerosas luchas durante el último siglo.

Gracias a estas luchas, hoy son evidentes los lugares que las mujeres han ido ocupando en la sociedad en todos los ámbitos (laborales, académicos, políticos, culturales, científicos, entre otros). Aún quedan algunas brechas por superar; por ejemplo, de acuerdo con una publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo del 2021, alrededor de una de cada tres (30 %) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida y esosdatos no incluyen el acoso sexual, que, con datos de ONU Mujeres, la proporción pudiera llegar al 70 %. ¿Y quienes cometen violencia contra las mujeres? los hombres en un 97 % de los casos, en comparación con lo que lo hacen otras mujeres. Cuando se aborda el tema de la violencia de género, siempre alguien hace referencia a que la violencia contra los hombres por parte de las mujeres también existe, (y es cierto, esto se puede abordar en otro artículo) pero en comparación contra los episodios de violencia machista -como prefiero yo llamarlo-, es decir, contra las mujeres, el porcentaje es muy ínfimo; tanto así que, existe un término acuñado para hacer referencia a las mujeres que mueren de forma violenta por razones de género: feminicidio. De igual forma, ambas formas de violencia -contra mujeres o contra hombres-; no están bien, deben ser prevenidas y sancionadas por la ley.

En Consecuencia, el Día Internacional del Hombre, además de poner sobre el tapete la importancia de cuidar la salud masculina, sobre todo la salud mental, ya que según la OMS, la expectativa de vida de los varones es 6 años menor a la de las mujeres a escala global,  principalmente por causas prevenibles y muy relacionado a esto la gran cantidad de suicidios masculinos en el mundo, gracias a la arraigada creencia machista de que el “hombre no llora” y de que ser fuerte es diametralmente opuesto a expresar emociones y sentimientos; la visibilización de este día también permite aunar o acentuar los esfuerzos en la prevención de la violencia machista y la violencia intragénero (contra otros hombres), la deconstrucción del machismo y la promoción de las masculinidades positivas o emergentes, como también se le conoce.

Es por ello pertinente recordar la importante responsabilidad de los Estados para garantizar la promoción de la salud masculina, así como de reforzar la prevención de la violencia machista y la violencia intragénero (pudiera hablarse aquí de la violencia producto de las bandas armadas o grupos delincuenciales, donde la gran mayoría de los que participan son hombres; así como la tasa de homicidios donde la mayor cantidad de víctimas son hombres o de la violencia de pareja en relaciones de hombres homosexuales); como forma de garantizar el derecho humano a la salud y el derecho a la no violencia, a través de políticas públicas sociales destinadas a tal fin.

Cada género enfrenta sus propios desafíos; actualmente ser hombres y ser mujeres en nuestra sociedad, es estar constantemente en de-construcción. Muchos de los roles y estereotipos que se le atribuyeron culturalmente al hombre durante siglos, no solo no son sanos, sino también, son misóginos y separatistas; tenemos hoy la oportunidad de construirnos como nuevos mujeres y hombres, que promueven la cultura de paz y la equidad entre los genero. Mujeres y hombres, no estamos en guerra.

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