Las universidades autónomas se encuentran al borde del cierre. Sin embargo, a pesar de estar sin presupuesto y con el hostigamiento constante por parte de las autoridades gubernamentales, las casas que vencen las sombras siguen formando a profesionales comprometidos con el país
María Alejandra Silva/Caleidoscopio Humano
(21-11-2022) Desde el 21 de noviembre de 1958 se celebra en Venezuela el Día del Estudiante Universitario, esto debido a la gesta cumplida en las universidades, particularmente en la Universidad Andrés Bello y en la Universidad Central de Venezuela, tras alzarse precedidos por la huelga que habían promovido estudiantes de diferentes liceos de la ciudad capital en contra del Régimen dictatorial de Marcos Pérez Jiménez.
Sin embargo, actualmente los estudiantes se están enfrentando a unas universidades que muestran una infraestructura debilitada, no solo a nivel de recursos materiales, económicos o tecnológicos, sino también a nivel de personal.
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El secretario de reivindicaciones de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Inyer Bellorín, denunció que la beca estudiantil no sobrepasa los $5 mensuales. “Son 43,93 bolívares, eso no alcanza ni siquiera para cubrir los gastos mínimos de un estudiante universitario, como serían la residencia, los gastos académicos, pasajes urbanos hacia la universidad”, expresó el dirigente estudiantil al equipo de investigación de Caleidoscopio Humano.
Con respecto al transporte universitario, Bellorín, señaló que actualmente solo tres unidades están en funcionamiento: las rutas de Catia, Zoológico y La Rinconada, mientras que las rutas suburbanas como son La Guaira, Los Teques, Guatire y Maracay (Aragua), no están habilitadas.
“Tenemos 38 unidades y todas están en modo cementerio, esto ante la falta de cauchos y baterías, nosotros logramos donar unas baterías por gestión propia, pero eso no es suficiente. El presupuesto aprobado no nos permite cubrir todo lo que tiene que ver con transporte, pero es necesario activar este servicio al igual que el pasaje estudiantil, algo que fue suspendido hace algunos años por las autoridades gubernamentales”, agregó.
El dirigente también explicó que la Comisión de la administración de Nicolás Maduro se encuentra realizando las reparaciones en las áreas del comedor, pero el problema va más allá debido a la falta de presupuesto para adquirir los alimentos. “Nosotros rechazamos que ahora el comedor quiera ser usado como una bandera política, la OPSU es la encargada de asignar los recursos y ellos lo único que están haciendo es enviarnos 70 bolsas de comidas y 200 pollos mensuales, eso ni siquiera alcanza para alimentar a los empleados del comedor un mes”, puntualizó.
La situación se repite en el Zulia
Williams Alberto, dirigente estudiantil de la Universidad del Zulia (LUZ), explicó que la beca estudiantil aún existe, pero “con una economía tan pulverizada en Venezuela pareciera que no. Los estudiantes ni siquiera se interesan en este programa becas porque la devaluación acabo con ellas”.
Alberto también denunció que el transporte universitario no se encuentra operativo desde el inicio de la pandemia del COVID-19, “existe buses de la facultad de odontología, pero son para rutas particulares, no existen rutas universitarias”. Mientras que el comedor por su parte “se encuentra cerrado por falta de materia prima”, concluyó.
La situación en el resto de universidades venezolanas, no es distinta. La formación, investigación y desarrollo del país, no forman parte de la agenda del Estado venezolano, que se ha dedicado a vulnerar todos los derechos de estudiantes, profesores y demás trabajadores de la educación.
Los estudiantes universitarios hoy en día deben enfrentarse a la falta de políticas públicas que les permita estudiar dignamente en estructuras adecuadas, a esto se le suma el incremento de los alimentos, pasajes urbanos y las pocas oportunidades de crecimiento profesional y económico, debido a la crisis en la que se ido hundiendo el país en los últimos años.
Tanto dirigentes estudiantiles como profesores y trabajadores universitarios se unen en este día para exigir que el Estado venezolano respete los derechos socioeconómicos de los estudiantes, así como garantice una educación digna establecida en la Constitución nacional y en los tratados internacionales.