(18-12-2023) El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en su último reporte sobre Venezuela, sitúa la cifra de migrantes, refugiados y desplazados venezolanos en 7,7 millones para el último trimestre del 2023.
Los países que han recibido más migrantes son Colombia, con 2,9 millones, Perú, con 1,5 millones, Brasil, Ecuador y Chile, con cerca de medio millón cada uno.
Hay un elevado número de razones por las cuales los venezolanos se ven obligados a migrar. Sin dudas, las principales razones tienen que ver con el universo de problemas que emanan de la Emergencia Humanitaria Compleja que atraviesa el país.
Largos y frecuentes cortes del servicio eléctrico, meses sin agua por tuberías, salarios de menos de $5 por mes y precario acceso a la educación son solo algunos ejemplos de cómo la crisis empuja a los venezolanos a irse.
La crisis de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), sigue sin dar tregua a la inmensa mayoría de la población venezolana.
La situación, que ya cuenta con cerca de una década, transformó por completo la dinámica social venezolana, que por años había estado enfocada en recibir migrantes, no en producirlos.
Durante los últimos cincuenta años, al menos seis millones de migrantes se establecieron en Venezuela, en su mayoría de origen colombiano.
La diáspora venezolana, difícil de asumir en medio de las dificultades estructurales que enfrentan los países de la región, ha desencadenado altos índices de xenofobia, que son comprobables en las marchas anti-venezolanos, las agresiones a los migrantes y la hipersexualización de las venezolanas.
La crisis venezolana no aparenta tener un final cercano, por el contrario, los índices de pobreza aumentan con gran velocidad, lo que probablemente hará aumentar la migración forzada en 2024.
En medio del conflicto con Guyana por el territorio Esequibo, la población venezolana vive bajo condiciones paupérrimas de vida, ante la indolencia del Estado venezolano y la discriminación de sus vecinos.
