¿Cómo actuar?: claves para detectar cuando un adolescente corre riesgo suicida

Fuente: El Diario

Los jóvenes pueden presentar alteraciones del estado de ánimo luego de un cambio social importante o si son víctimas de algún tipo de acoso y hostigamiento al que no encuentren solución.


(13-01-2022). En la adolescencia confluyen muchos factores que pueden producir alteraciones del estado de ánimo, episodios depresivos e incluso pensamientos suicidas. Para prevenir que el riesgo de que el joven acabe con su vida sea mayor, sus familiares, amigos y cuidadores necesitan herramientas para poder reconocer las señales de alerta. 

Durante los años de la adolescencia, los jóvenes pueden estar expuestos a situaciones altamente estresantes y, probablemente, no cuenten con los recursos para asimilarlas y buscar soluciones alternativas. Si estos conflictos continúan por un tiempo prolongado, cualquier situación negativa podría acumularse hasta el momento en que representa un riesgo contra su propia vida. 

Daniela Rojas, psicóloga del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), explicó que la ideación suicida es un pensamiento constante de querer terminar con la vida propia como última opción para acabar con un conjunto de problemas o situaciones estresantes. 

Usualmente estos pensamientos son como una visión de un túnel en donde ya no hay otra alternativa que tomar la acción suicida. Esto viene en varios niveles, puede solo quedarse en su pensamiento de ‘sería mejor si ya no vivo’ o ‘es mejor que ya yo no esté aquí’, pero puede llegar al pensamiento de ya querer acabar con la vida que es cuando ya contempla métodos y eso es más riesgoso”, dijo Rojas entrevista para El Diario.

Factores de riesgo

La especialista aclaró que en la adolescencia no se ha desarrollado por completo el cerebro y el control de los impulsos es escaso. Esto podría ser un factor de riesgo importante para un joven con pensamientos suicidas. 

“El adolescente puede estar pasando por una situación altamente estresante que lo lleve al límite y en la que no es capaz de procesar una solución, sino que su respuesta intuitiva podría ser acabar con su vida”, expresó. 

Otro aspecto directamente relacionado con esa etapa del desarrollo es la falta de capacidad para resolver conflictos. La psicóloga explicó que si el joven fue criado en un ambiente donde los problemas se resuelven desde la agresión podría repetir este tipo de acciones contra sí mismo. 

“En la adolescencia los chamos son vulnerables ante situaciones de violencia intrafamiliar, negligencia, acoso escolar y acoso sexual. Los jóvenes tienden a ser víctimas de acciones hostiles ante las cuales no puedan reaccionar muy bien y eso está vinculado a cómo ellos se perciben a sí mismos”, detalló. 

Aunque atravesar este tipo de cosas no significa que el adolescente piense en quitarse la vida, si estas situaciones se prolongan sí son un factor de riesgo importante. 

La muerte de un ser querido o la ausencia de un familiar que emigró, por ejemplo, son situaciones que afectan a muchas familias venezolanas. Estas pueden ser difíciles de aceptar para los jóvenes. 

Hemos escuchado a muchos adultos que piensan que porque sus hijos están jóvenes no les va a afectar ese duelo, pero estas cosas tienen una repercusión emocional, ellos también son seres humanos y pueden alterarse ante una pérdida importante”, señaló.

La presión económica es otro factor que puede generar ansiedad, estrés y depresión en muchos jóvenes venezolanos. “Estas dificultades financieras son importantes para ellos, porque si bien no es su obligación sostener el hogar, puede verse en la necesidad de salir a trabajar para poder comer o simplemente para tratar de aliviar los gastos de su familia”. 

La especialista indicó que algunos adolescentes pueden interpretar que sus estudios, salud y pasatiempos representan un gasto adicional para sus familias. Ante esto, podrían ver el suicidio como una opción para resolver la dificultad económica.

Señales de alerta de un posible riesgo suicida 

Rojas alertó que cuando un adolecente cambia sus hábitos drásticamente luego de algún hecho relevante en su vida, los padres y cuidadores deben estar atentos a una posible alteración del estado de ánimo. Estas son algunas de las señales más importantes: 

– Aislamiento social 

– Irritabilidad y tristeza recurrente 

– Pérdida de interés por las actividades que antes disfrutaba

– Descuido de la higiene personal 

– Pérdida de apetito durante todo el día

– Falta de sueño o duerme en exceso 

– Dificultad para concentrarse

La psicóloga aclaró que estas son muestras de una alteración del estado de ánimo cuando duran un largo periodo. Las mismas podrían llevar a episodios depresivos y pensamiento suicida si no se atienden adecuadamente. 

La especialista agregó que comentarios aislados como “ya no quiero estar aquí”, “no quiero seguir viviendo” o que surjan en medio de una discusión como “cuando yo no esté aquí ya no seré más un problema” son indicios más claros de una ideación suicida. 

Cómo actuar ante alteraciones del estado de ánimo 

En caso de que los padres y cuidadores sospechen que existe una alteración del estado de ánimo pueden preguntar al adolescente si algo está afectándolo. Añadió que si el adulto es consciente de algún hecho relevante que pueda afectarlo, como la pérdida de un ser querido, puede preguntar directamente qué piensa al respecto. 

Cuando el joven expresa abiertamente que no quiere seguir viviendo, la familia puede indagar en por qué tiene esa percepción. Además de reafirmar que tiene el apoyo de sus seres queridos. 

Cuando se habla con el adolescente sobre el tema lo más importantes es ser empático, lo digo porque vemos mucho a padres que dicen ‘tú no tienes motivos para sentirte así porque tienes techo, comida y vas a la escuela’, esto tipo de expresiones hay que evitarlas, ser más abiertos y mostrar preocupación”, sugirió.

No obstante, la experta alegó que el adulto tampoco puede dejar que el miedo lo domine al momento de hablar sobre el suicidio. Esto puede hacer que el adolescente se ponga más nervioso y se niegue a hablar. 

“Al estar tranquilos se les da mayor seguridad y confianza para decir lo que sienten. Se pueden decir frases como ‘si bien no he vivido lo mismo que tú, comprendo que esto te haya afectado y estoy aquí para escucharte cuando te sientas mal’”, comentó.

Estas demostraciones de apoyo y empatía son fundamentales cuando el adolescente considera que su vida no es importante para quienes lo rodean. 

Rojas alegó que cuando un adolescente manifiesta la necesidad de ir con un profesional de la salud mental, los familiares deben apoyarlo y acompañarlo. Advirtió que no se debe descalificar ni estigmatizar a quienes acuden a un psicólogo o psiquiatra. 

Aseguró que cuando exista una comunicación más abierta sobre la situación, los padres o cuidadores pueden alentar al joven a llevar una vida sana y realizar actividades que disfrute.

Cómo hablar sobre la depresión y el suicidio en un entorno familiar 

La psicóloga de Cecodap señaló que la depresión y el suicido son temas difíciles de abordar, por lo que no es necesario hablar directamente de estas situaciones sino que se pueden generar conversaciones sobre salud mental dentro del entorno familiar. 

“Hablar sobre las emociones, preguntar cómo le hace sentir cierta situación o qué siente cuando tiene alguna expresión facial y escuchar lo que ellos tienen que decir. También se puede preguntar sobre sus sentimientos al discutir con un amigo o terminar con una pareja, pero no es necesario enfocarse solo en lo malo, también se puede indagar en que los hace felices y qué cosas disfrutan”, dijo.

Las noticias sobre suicidios, escenas referentes de series y películas pueden ser un punto de partida para debatir el tema en familia, explicó la psicóloga. En esa oportunidad, los padres pueden indagar si el adolescente ha pensado y vivido situaciones similares anteriormente y buscar la forma de prevenir que se mantenga ese pensamiento suicida. 

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