
Con el confinamiento por la pandemia de Covid19, muchos niños, niñas y adolescentes, vieron paralizados sus aprendizajes por no contar con equipos e insumos para acudir a las clases online.
(06-12-2021)
La ONG Un Estado de Derecho (UED) puso la lupa sobre las casas de tareas dirigidas que funcionan en Petare, en donde estiman que existan más de 100 de estos locales, con el fin de observar su potencial como alternativa educativa para atacar el rezago escolar en Venezuela.
Para la organización, estas casas -más allá de asistir en la realización de las actividades escolares- trabajan en las áreas que los niños no han logrado aprender en el sistema educativo formal: leer, escribir, sumar, restar y otras competencias que se desarrollan en los primeros años de estudio, pero que no están siendo alcanzadas debido a la falta de profesores, la escasez de recursos en las escuelas, la calidad del pensum y otros elementos de la crisis del sistema educativo.
Y aunque las tareas dirigidas no son nuevas en el país, ya que las maestras reforzadoras existían desde mucho antes de la crisis en Venezuela, estos centros pedagógicos, como también puede llamarse, cobraron especial relevancia desde que las escuelas cerraron sus instalaciones y modificaron sus cronogramas de asistencia debido a la pandemia de COVID-19.
El refuerzo doméstico
“El tiempo que yo dedico a mis niños en las escuelas es muy corto. Los veo dos veces por semanas y son 15, pero en las tareas dirigidas puedo estar más momentos con cada uno: los veo cuatro días a la semana y la población es más pequeña”, explica Ana Milena Muñoz, docente de 4to grado en una institución formal y también da clases de tareas dirigidas en su casa, en el Barrio Unión de Petare.
Ana Milena fundó la casa de tareas dirigidas «Doña Nena», en honor a su madre, en marzo de 2020, luego de que decretaran la cuarentena en Venezuela. En ese momento atendía a cuatro niños, pero ahora atiende a 15 estudiantes de su comunidad, quienes asisten a su casa, luego se ser evaluados para conocer cuáles son necesidades.
“Me he conseguido con niños de 3er grado que no suman, que no restan, que no leen, ni siquiera silábicamente, y otros de 5to y 6to grado que no saben tomar dictado o no tienen destrezas para multiplicar. Ellos deben dominar las multiplicaciones por dos y tres cifras, las operaciones básicas con números decimales, las fracciones y mucho más”, cuenta Ana Milena.
En esas horas de tareas dirigidas se empeña para los alumnos de primaria, efectivamente, aprendan a leer, escribir, que tengan buena ortografía y que dominen las operaciones básicas de matemáticas (sumar, restar, multiplicar y dividir). En cuanto a los estudiantes de bachillerato, «las actividades son más amplias» y al principio, si es necesario, se suele reforzar, diariamente, las operaciones de multiplicación, división, lectura en voz alta, dictados».
Según su criterio, la evolución de aprendizaje en estos espacios domésticos es más notoria. Además, según el testimonio de Fany Liendres, otra profesora de primera que también dicta tareas dirigidas en Petare, los estudiantes están desatendidos en las aulas y poco a poco han perdido el hábito de permanecer sentados, de asumir responsabilidades, de prestar atención durante varias horas.
“Nosotros tratamos de inculcar en los niños la curiosidad, la imaginación, la creatividad. Estamos enseñando para la vida”, sostiene Ana Milena.
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