Elecciones

Las restricciones a la Libertad de Expresión y la vulneración de los DESCA marcan el referéndum sobre el Esequibo

Si bien es alto el balance de participación presentado por el Consejo Nacional Electoral, circularon en redes sociales fotografías en las que no se registraban grandes grupos de personas en los centros de votación  

Yennifer Calvo Bello/Caleidoscopio Humano 

(05-12-2023) La jornada electoral del domingo 3 de diciembre se desarrolló con tranquilidad y sin mayores incidentes que reportar, a diferencia de otros procesos electorales. Aunque este evento, por la naturaleza de la consulta, debía ser de interés nacional, fue politizado y, por tanto, desestimado por los sectores adversos a la administración de Nicolás Maduro. 

De acuerdo con reportes de personas en redes sociales y el monitoreo de algunos medios de comunicación, la participación fue poca; a pesar de los esfuerzos realizados desde el gobierno para demostrar el “éxito” de la jornada y de los resultados ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), quien reportó, en un primer boletín 10.554.320, cifra que, en un segundo boletín, disminuyó a 10.431.907 votos, cifra que ni el fallecido Hugo Chávez pudo alcanzar en la cima de su popularidad.

Lo que el CNE no dejó claro es si esta cifra se refiere al número de votos emitidos o de votantes que participaron. Tampoco se dijo, el porcentaje de abstención durante el proceso electoral. 

Si bien el balance de participación presentado por el CNE es alto, circularon fotografías en las que las grandes ausentes eran las colas en los alrededores de los centros de votación. Incluso, algunas personas reportaron que en los lugares en donde se registraron largas filas se trataba de personas con intención de cedularse y no de votar. 

«Que no le quede duda a nadie de que el referendo consultivo es vinculante, mandato popular y ha fijado el inicio de una nueva etapa en la lucha por nuestra Guayana Esequiba. Tenemos un plan, un concepto, una visión. Y he llamado a seguir construyendo, con mucha fuerza espiritual, la gran unión nacional de todos los sectores», destacó Nicolás Maduro. 

El mensaje de Nicolás Maduro se genera en medio de una jornada marcada por la polémica, los rumores de amenazas para forzar la participación, la apatía, la politización —desde los distintos sectores—, el patriotismo simulado y el derroche de recursos en movilización de maquinaria, actos de campaña y propaganda electoral. 

El viernes 1 de diciembre, previo a la consulta, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Venezuela y Guyana abstenerse de llevar a cabo acciones que pudieran agravar la disputa por el Esequibo, pero no pidió suspender el referendo consultivo. 

La CIJ también dictó medidas provisionales al concluir que existe un “riesgo de perjuicio irreparable” al derecho «plausible» de Guyana antes de que dicte su decisión final sobre la validez del Laudo Arbitral de 1899 que cedió el territorio a Gran Bretaña, que en ese entonces mantenía a Guyana como colonia.

La censura dijo sí, durante la jornada 

También es importante destacar que durante el referendo consultivo no se reportaron, en redes sociales, mayores incidentes asociados a cortes eléctricos o fallas de los servicios públicos, reportes de robo de material electoral, presencia de grupos armados o amedrentamiento en los centros de votación; irregularidades bastante frecuentes en los procesos electorales venezolanos de los últimos años. 

Sin embargo, la censura y los ataques a la libertad de expresión sí dijeron presente durante la jornada, como en otros procesos. 

De acuerdo con la organización Espacio Público, se registraron al menos siete casos de violaciones a la libertad de expresión de periodistas y medios de comunicación. 

Un ejemplo de ello fue el caso de la periodista Regina Freites, corresponsal del medio Qué Pasa en Venezuela. La noche del jueves 30 de noviembre, funcionarios militares impidieron que la profesional de la comunicación hiciera una cobertura informativa sobre el referendo consultivo en el Liceo Nacional Bolivariano “Simón Rodríguez” en Carúpano, estado #Sucre.  

¿Soberanía o poderío económico?

Con una superficie de alrededor de 160.000 kilómetros cuadrados (mayor a la de países como Inglaterra, Cuba o Grecia) el Esequibo es un territorio lleno de minerales y otros recursos naturales, cuya diversidad es una de las mayores del mundo. 

Venezuela y Guyana se disputan la tenencia del Esequibo desde hace más de un siglo; pero, la lucha por ese territorio volvió a tener relevancia luego del hallazgo de un gran yacimiento de petróleo en el mar territorial en disputa, por parte de la transnacional Exxon Mobil. 

ExxonMobil obtuvo, en 2017, del gobierno de Guyana, licencias para la explotación de gas y petróleo y en 2022 anunció haber hallado dos sitios adicionales, frente al mar, con yacimientos importantes de crudo. Mientras que las exploraciones en la zona también han hecho que se descubran importantes reservas de gas.  

Más que un reclamo histórico por territorio, el Esequibo plantea un gran potencial económico. Guyana sostiene parte de su economía con base en el oro, mientras que los nuevos yacimientos de petróleo y gas reviven el interés de Venezuela.

Este interés parecía haber desaparecido durante la administración Hugo Chávez, expresidente fallecido. 

Desde el año 2004, bajo su administración, la relación entre ambas naciones comenzó a flexibilizarse, impulsada por los intereses políticos del momento. Chávez permitió, incluso, el inicio de operaciones de infraestructura y desarrollo por parte del gobierno guyanés sobre el territorio que reclama Venezuela. 

Además, la “zona en reclamación” es limítrofe con estados de Venezuela como Delta Amacuro y Bolívar; donde se encuentra el Arco Minero del Orinoco, un área de explotación de más de 111.800 kilómetros cuadrados que cuenta con grandes reservas de oro, cobre, diamante, hierro, bauxita y aluminio, entre otros minerales.

Área (Arco Minero del Orinoco) donde la actividad extractivista está desplazando a las comunidades indígenas de sus territorios ancestrales, está exponiendo a mujeres, niños, niñas y adolescentes a grupos delictivos, asociados a la trata de personas, prostitución y explotación; ante la mirada cómplice del Estado venezolano.   

Las comunidades indígenas se ven amenazadas por los garimpeiros. Además, estos grupos compiten por el control de las minas del Esequibo, introduciendo de contrabando, productos contaminantes ambientales como el mercurio y la gasolina, según el monitoreo de la organización SOS Orinoco. 

La Emergencia Humanitaria Compleja persiste en un país con el mapa incompleto 

Independientemente de las cifras de participación presentadas por el Estado, o de que estas se contradicen con la movilización que se vio en las calles, los venezolanos hoy, dos días más tarde de la consulta, se siguen enfrentando a las mismas dificultades, producto de la Emergencia Humanitaria Compleja que se vive en el país desde 2015. 

Aún se va la luz, el agua, no hay insumos en los hospitales, la infraestructura de los centros de salud y de las escuelas sigue en decadencia, los salarios continúan encabezando la lista de los más bajos, la inflación galopa sin freno, muchos se van a la cama sin comer y Venezuela continúa sin recuperar ni la estabilidad, ni el dinero robado a PDVSA, ni la dignidad de las comunidades indígenas —desplazadas de sus territorios por la actividad extractivista del Arco Minero del Orinoco— ni mucho menos el territorio del Esequibo. 

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