Se estima que para el cierre de 2024 las remesas que entran al país estén por el orden de los US$4.500 millones de dólares, un aumento de 33 % frente a 2023
(30-10-2024) Desde que emigró de Venezuela, en enero de 2019, Johanna Acevedo ha tenido que incrementar en seis oportunidades el monto en remesas que le envía a su mamá, a quien ayuda a cubrir gastos de comida, medicina y algunos servicios.
“Con lo que le envío a mi mamá, ella hace un mercado de dos semanas y yo acá podría hacer mercado para un mes. Cada vez le alcanza menos y yo tengo que enviar más”, explica la mujer de 28 años quien envía recursos desde Perú a su madre, de 68 años y quien recibe una pensión del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) por un monto de 130 bolívares.
A finales de 2023, el monto que se recibió en Venezuela por concepto de remesas estuvo por el orden de los 3.000 millones de dólares, una cifra que se incrementó desde 2019 cuando se recibían 1.300 millones.
Según el economista y asesor financiero Aldo Contreras, para finales de 2024 se estima que se reciban unos 4.500 millones de dólares, un incremento de, al menos, 33 % en el monto con respecto al año pasado.
Esta cifra, indica el también académico, va relacionada con el incremento de la emigración, calculada en al menos 7,7 millones de personas para abril pasado, de acuerdo con un estudio de la Organización Internacional para la Migración (OIM) y con una proyección de 5 millones de venezolanos que tenían la intención de abandonar el país en los seis meses posteriores a las elecciones del 28 de julio pasado, según una encuesta recabada en junio por la consultora venezolana ORC Consultores.
Pero, Contreras también alega que el alza en el monto de las remesas se debe a una subida de precios en bienes y servicios, ya que se trata de dinero que recibe el núcleo familiar y es usado principalmente para solventar gastos de alimentación y compra de medicinas o tratamientos médicos.
“En promedio, las personas que remesan envían entre unos 200 a 225 dólares mensuales aproximadamente. Hay obviamente quienes remesan solo 100 dólares”, indicó.
El impacto en la economía
Aldo Contreras, quien también es expresidente del Colegio de Economistas del Táchira destacó que, en promedio, los ingresos enviados por venezolanos en el extranjero representan entre el 6% y el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) Nominal de Venezuela, “que este año pudiera cerrar sobre unos 75.000 millones de dólares, una fuente de ingreso importante en el país”, subrayó.
El economista Manuel Sutherland indicó que el monto estimado que se recibirán en remesas para finales de 2024 está impulsando un “muy tímido” crecimiento económico. No obstante, indicó que “lamentablemente” no hay una información oficial al respecto.
Sutherland, quien es Investigador del Centro de Investigación y Formación Obrera de Venezuela (CIFO) indicó que es “bastante probable” que las remesas tengan un papel preponderante en la economía nacional.
“Le permiten a mucha gente, que no tiene ingresos en el país, poder adquirir productos que están circulando en el mercado. Eso le da un poco más de fuerza a una demanda solvente muy débil, muy frágil, y eso permite que haya una rotación de inventarios mayor”, dijo.
En ese sentido, Contreras indica que aproximadamente desde 2017 el envío de dinero por parte de migrantes empezó a representar una fuente de ingresos que antes no existía en el país.
Y que, además de la compra de comida y medicinas, “en algunas ciudades principales como Caracas, Barquisimeto y San Cristóbal, se ha registrado un repunte en el mercado inmobiliario debido a que venezolanos fuera de Venezuela envían a sus familiares para invertir en apartamentos, casas o terrenos”.
Sin embargo, aunque apunta a que efectivamente ha aportado mayor dinamismo al aparato productivo, se trata de una fuente de ingresos familiares que no están medidos científicamente.
El asesor financiero advierte que no existe una medición porque las remesas no entran en su totalidad a través de la banca nacional, ni tampoco al 100 % a través de las casas de cambio formalmente establecidas.
“Hay un gran porcentaje que, como digo, entra a través de criptomonedas, a través de USDT o por casas de cambio informales. Lo que conlleva a tener, pues, un cálculo proyectado o estimado en razón de lo que familiares reciben”, explicó.
Pero, la letra pequeña de todo esto, indica Manuel Sutherland, es que uno de los problemas que hay es la distorsión cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, que crea más dificultades.
Entre esos problemas, destaca los desincentivos al comercio. Esto genera pérdidas para la sociedad civil, tanto para empresarios como para trabajadores. Es una cuestión que se repite una y otra vez en estas últimas dos décadas de desorden cambiario, de anarquía monetaria, de desorden económico.
Eso impide que la economía pueda ni siquiera pensar, ni pensar en una recuperación a largo plazo”, acentuó.
¿Se pueden regular oficialmente las remesas?
Ante un escenario en el cual desde el poder central se pueda ejercer algún tipo de control con respecto a la recepción de remesas en el país, Contreras apunta que “siempre podrá existir la posibilidad de que un mercado, cualquiera que sea, se pretenda regular, bien sea el mercado de divisas, el de remesas, de bienes y servicios, pero siempre al final, detrás de cada regulación, siempre se crean mercados paralelos o mercados negros”.
Por ello, indicó que una posible consecuencia de esto es que se crearían mecanismos alternos, tanto para enviar como para recibir dinero del exterior.
“Recordemos que previo al 2023, como casa de cambio, los bancos no recibían remesas y pues llegaban en forma de criptomonedas, en forma de bindings, o a través de casas de cambio informales. Muchas llegaban a Colombia a través del Western colombiano y los familiares bajaban con sus pasaportes a Colombia para cobrar estas remesas, o a Brasil, dependiendo del lugar de Venezuela donde se encontrasen”, dijo.
Pero, más allá de la posibilidad de una regulación, Manuel Sutherland indica que, la incidencia de las remesas en la economía familiar es, actualmente, “esencial y vital”, debido a que son el sustento básico de miles de familias.
El problema, para el economista, es que la política monetaria y cambiaria del poder ejecutivo favorece a la apreciación del tipo de cambio, lo cual “disminuye muy fuertemente el poder adquisitivo que despliegan las remesas y por eso le hace la vida mucho más difícil a la población que percibe bajos sueldos, pensiones y jubilaciones.
En ese contexto, el investigador indicó que se acrecientan las dificultades para quienes reciben remesas.
“En lenguaje sencillo, el dinero que le enviaban antes compra mucho menos, los 100 dólares que le enviaban antes sus familiares ahora compran mucho menos por la política de apreciación cambiaria que crea la distorsión en los precios, lo que la gente llama informalmente inflación en dólares, pero no es el término correcto”, aseveró.