(20-10-2023) El 12 de octubre de cada año, España y –algunas de– sus antiguas colonias celebran el “Día de la Hispanidad”, conmemorando el día en el que una expedición castellana llegó a tierras de lo que hoy es el continente americano.
En países con altos índices de migración latinoamericana, como Estados Unidos, se realizan desfiles con representaciones de los países hispanoamericanos, su música tradicional y vestimentas típicas.
Sin embargo, en Venezuela y Nicaragua, el 12 de octubre no es el día de la “hispanidad”, sino se conmemora y celebra el “Día de la Resistencia Indígena”, para honrar la memoria de los pueblos originarios de las Américas, quienes defendieron sus territorios ancestrales en contra de los colonos.
La colonización española, aunque distinta a la inglesa y la francesa, no fue menos violenta.
Pueblos como los caribes, los timotocuicas, los guaiqueríes y los guajiros, algunos de los cuales aún vivos y en territorio venezolano, lucharon con armas blancas contra los ejércitos españoles que no solo colonizaron sus tierras, sino que esclavizaron, violaron y asesinaron sus comunidades en el proceso.
La historia cuenta que los indígenas defendían con gritos de guerra, golpes de tambor, lanzas, arcos, flechas y piedras sus hogares y, aunque algunos pueblos han logrado sobrevivir, la mayor parte de ellos, sus historias, costumbres y tradiciones, fueron eliminadas con el paso de la corona española, en un acto que hoy el Viejo Mundo celebra como un hito.
La fundación de asentamientos urbanos en Venezuela por parte de España y la posterior migración de colonos implicaron también un proceso de pseudo-civilización impuesto a los indígenas, en donde se les obligó a convertirse al cristianismo, se les arrebató su cultura y se les anuló parte de su esencia.
Hoy, quinientos años después de la llegada de Colón, hay claros rastros de España en nuestra cotidianidad. El idioma que hablamos, la religión que profesamos y la manera en la que políticamente nos organizamos es, casi en su totalidad, herencia hispana.
Sin embargo, la conquista española no fue solamente blanca. La participación de negros, traídos como esclavos, y de indígenas, esclavizados y explotados en sus propias tierras, fue indispensable para constituir el mestizaje que hoy caracteriza a la sociedad venezolana.
Buena parte de la gastronomía típica venezolana es herencia indígena. Las arepas, las hallacas, las cachapas y el papelón son productos de nuestros pueblos ancestrales.
En definitiva, no existe manera de hablar de identidad cultural venezolana sin hablar de nuestros pueblos originarios, hoy vivos en nuestras tradiciones y costumbres.
Por ello, no hay mejor manera de honrarles que negarnos a celebrar el “éxito” de la Corona en su conquista de Venezuela sino, en su lugar, celebrar a nuestros ancestros que, en evidente desventaja, defendieron nuestra tierra con valentía y persistencia.
