Pasan los años y nadie sabe por qué el derecho al agua no se garantiza en Venezuela

Daniela Damiano / Especial Día del Agua


Desde hace varios años las personas en Venezuela vienen sufriendo los estragos que deja no contar con agua potable de manera continua, suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico como lo adoptó el Comité de Naciones Unidas de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en noviembre de 2002 en su Observación General nº 15.

El agua es un derecho humano que la mayoría de las personas en el país no disfruta como debiera. Las tuberías y grifos de muchos hogares permanecen secos, en varias comunidades por semanas, meses y en otras, menos afortunadas, por años. Esto afecta la calidad de vida de las personas, pues deben buscar alternativas para abastecerse de agua que muchas veces su calidad no es tan fiable y no es accesible en cuanto al costo.

Yo, como tantos venezolanos, hemos tenido que cargar agua o comprarla en llevaderos privados. En promedio, cada botellón cuesta 0,5 dólares en un país donde el salario mínimo no alcanza 1 dólar. 

El problema del agua en Venezuela ha escalado a tal magnitud que personas de comunidades más vulnerables han optado por recogerla del Rio Guaire, la cloaca más grande de Caracas. Lo mismo ocurre en el interior del país donde las personas recurren a ríos o lagos para bañarse, hacer sus necesidades y recoger un poco de esa agua contaminada para llevar a sus hogares, cocinar y hacer el aseo que los pocos litros permita.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para garantizar que se cubran las necesidades más básicas. Sin embargo, las familias en Venezuela deben conformase con los 18 litros que alberga un botellón de agua o los escasos litros que contengan los tobos de la casa.

Es frecuente mirar en las calles de cualquier estado del país a personas cargando agua. Son constantes las filas de personas que se aglomeran a la espera de su turno para llenar en un hidrante, pozo o riachuelo. Se ven niños arrastrando carretillas con tobos de agua que son más grandes que ellos y personas mayores cargando agua en pesados envases, sacando fuerzas donde no las tienen para llevar un poco de agua a sus hogares.

Se reciben muchas denuncias de personas que tienen problemas de escases de agua, en diferentes partes del país / Caleidoscopio Humano

Su mala calidad está enfermando

Expertos en el área de la salud han reiterado la peligrosidad que representa que la población esté usando este tipo de agua no apta para el consumo humano. Cuadros de fiebre, poliomielitis, meningitis, hepatitis, diarrea son más frecuentes en las comunidades donde el acceso al agua es limitado. Incluso, en el interior del país se han reportado muertes de niños por casos graves de diarreas que fueron ocasionadas por la falta de potabilización del agua[1].

La escases y mala calidad del vital líquido no es un problema de hace poco tiempo ni está silenciado, pues organismos internacionales como la Cruz Roja y Unicef llevan entregando de forma gratuita hace un par de años botellones de agua y tabletas potabilizadoras a la comunidades vulnerables. Es decir, la preocupación internacional por la calidad de agua que consumimos los venezolanos existe y ellos trabajan para contrarrestar esta situación, sin embargo no dan abasto.

Constantemente se reciben muchas denuncias de personas que tienen problemas de escases de agua, en diferentes partes del país, que alegan que cuando llega es turbia y de mal olor y que solo pueden usarla para el aseo del baño o para regar las plantas. Esto es resultado del poco o casi nulo mantenimiento que le dan a las plantas de tratamiento o potabilizadoras, según expertos en el área hídrica.

La ausencia del agua también pone en más riego a las personas a contraer Covid-19 porque se hace casi imposible poder lavarse las manos o asear las áreas de mayor exposición del virus de manera constante, tal como lo recomienda la OMS.

También es una cruda realidad que el agua potable falla en los hospitales y centros asistenciales públicos. Las personas que recurren a estas sedes de salud constantemente se encuentran con baños clausurados y el personal está obligado a hacer su trabajo bajo condiciones de contaminaciones sin que se le garantice el aseo básico con agua y jabón. Incluso, el agua para beber durante la jornada laboral deben traerla de sus hogares.

¿Escases a discreción?

A ciencia cierta, nadie sabe por qué falta tanto el agua, hace una década la escasez no era tan aguda. Recuerdo abrir el grifo de mi casa y tener agua constante día y noche, una alegría que se ha desvanecido en el tiempo.

Mucho se especula del crecimiento de la población, la falta de mantenimiento del sistema hídrico nacional o la poca capacidad eléctrica que existe para enviar agua potable de manera constante a muchas partes del país a la vez.  

Lo que sí se sabe es que hay una forma de organización promovida por el gobierno nacional que toma decisiones sobre el acceso al agua. Son conocidas como Mesas Técnicas de Agua y dentro de ellas se decide cuándo y cuánta agua enviar a las comunidades. En ellas existe un cronograma de distribución del agua que deben respetar, pero que no es de acceso público para que la ciudadanía se informe y organice.

No es normal que pasen los años y el agua potable siga sin llegar a los hogares venezolanos. No es normal que la gente deba hacer fila frente a un hidrante o riachuelo para recoger un poco de agua en envases y tobos. No es normal que las personas deban pagar por el servicio de cisternas para abastecerse de agua. No es normal que en los hospitales no haya agua y los pacientes deben interrumpir su tratamiento por esto.

El Estado debe restablecer el servicio de agua potable para que llegue a todo el país de manera continua y segura, en cada comunidad, en cada escuela, en cada hospital este derecho debe ser garantizado.


[1] https://www.elimpulso.com/2019/02/06/seis-ninos-mueren-en-anzoategui-debido-a-cuadro-diarreico-y-falta-de-insumos-medicos-6feb/

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