Los niveles de desnutrición en Venezuela son alarmantes. La FAO aseguró, en agosto, que más del 22 % de los venezolanos pasa hambre; mientras que Cáritas Venezuela y la Academia Nacional de Medicina alertan sobre los retrasos de crecimiento en menores de 5 años
Emmanuel Rivas/Caleidoscopio Humano
(06-10-2022) Harina amarilla, arroz, pasta, arveja, café, mortadela en lata y pollo. Estos son los únicos alimentos que están llegando a las escuelas públicas del estado Mérida a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE) los cuales, no garantizan una correcta alimentación a los miles de niños, niñas y adolescentes (NNA) que, a diario, acuden a estudiar.
Además, la cantidad de alimentos entregados a través de MERCAL, -en muchos casos-, son insuficientes para cubrir el total de la matrícula de las escuelas.
“El lunes iniciaron las clases en la escuela y se abrió el comedor. Sin embargo, lo único que le pudimos dar a los niños fue una arepa con café. La proteína es insuficiente y, además, no contamos con vegetales, aliños o sal, para poder hacer un plato decente”, aseguró una madre colaboradora del comedor de una escuela pública ubicada en el municipio Libertador de Mérida.
Para poder hacer preparaciones con mayor variedad de alimentos y ofrecer un mejor menú a los estudiantes; las instituciones educativas han optado por pedir a los padres y representantes el apoyo o colaboración para poder contar con alimentos tan básicos como tomates, cebollas, papas, aliños o sal, que permita aderezar y sazonar lo poco que pueden ofrecerles como parte del PAE.
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En un Simoncito, también en el municipio Libertador, durante la primera semana no les darán alimentos a los niños pues están en periodo de adaptación. Sin embargo, una vez inicien de lleno las actividades escolares, el comedor hará, por ejemplo, las arepas para el desayuno y arroz o pasta en el almuerzo, pero corresponde a los padres comprar la proteína para el acompañamiento.
“Para saber que lleva cada quien y poder así, garantizar la alimentación de nuestros hijos, se hace una lista donde se le asigna a cada niño un alimento (…) a mí, por ejemplo, me toca traer un kilo entre cebolla y tomate la próxima semana. Hay otras personas que deben traer un ‘puñito’ de carne molida, otros el aceite o alguna verdura. Todo depende del menú que se vaya a preparar. Frutas no se les da. Como padres hacemos el esfuerzo, no solo por los hijos de uno, también por los otros niños, porque no sabemos cómo la estén pasando en su casa”, señaló una representante.
¿Qué consecuencias puede tener el consumo de café en la edad escolar?
Elizabeth Lizcano, nutricionista del Hospital Universitario de Los Andes (HULA), señala que, en el caso del café, puede generar alteraciones considerables en el organismo de los niños, niñas y adolescentes.
“Los niños no deben tomar café”, señala de manera enfática, agregando que el café es un estimulante del sistema nervioso central. “Si los niños toman café afecta, en primer lugar, su concentración. Al estimular el sistema nervioso, puede que los niños no se concentren y menos si vienen con poco o ningún alimento de la casa y, al café, se le debe poner azúcar, lo que se convierte en calorías vacías, es decir, no aporta nada al organismo”, señala.
Además, el café les puede causar nerviosismo, dolores estomacales y de cabeza, alteraciones en el sueño, aumento de la frecuencia cardiaca e, incluso, caries, destaca la especialista.
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En cuanto a la edad para iniciar con el consumo de café, Lizcano señala que se recomienda a partir de los 12 años de edad en dosis diarias que no superen los 100 mg o media taza. “Pero siempre, lo mejor, es evitarlo”.
¿Y qué pasa con los niños con condiciones alimenticias especiales?
Los niveles de desnutrición y malnutrición en Venezuela son alarmantes. En el último informe anual presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO, la inseguridad alimentaria en Venezuela pasó de 2,5 % (2010-2012) a 22,9 % (2019-2021).
Además, en el “Índice global del hambre (2021)» elaborado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), indicó que Venezuela pasó de un nivel de hambre bajo (7,4 %) en el 2012 a un nivel de hambre grave (22,2 %) en el 2021, ocupando el puesto número 82 dentro de un grupo de 116 países, siendo solo superada en la región por Haití (32,8), el cual se ubicó en el puesto 109.
En este sentido, Lizcano señala que es común encontrar niños con malnutrición en los centros educativos y, tras el consumo de café, “estamos acelerando y empeorando su condición. Lo mismo ocurre en niños con problemas renales, gastritis, patologías estomacales”.
Pasta, arroz y harina = malnutrición por exceso
La bolsa CLAP es un depósito de carbohidratos que llevan a tener una malnutrición por exceso. “Le estamos dando al organismo más macronutrientes de lo que el niño o niña requiere (…) la dieta de un niño, en cualquiera de las etapas de crecimiento debería ser entre 45 a 60 % de las calorías totales (2000 a 2500 kcal por día).
Este exceso de carbohidratos lleva a la obesidad, problemas metabólicos, diabetes, triglicéridos, entre otras consecuencias para el organismo. “La idea es que se tenga una dieta balanceada, equilibrada, armónica, colorida y de calidad, además, adecuada a la edad de cada una de las personas».
Ahora, ni imaginar las consecuencias que puede tener para niños con espectro autista u otra condición que le obligue a llevar una alimentación libre de gluten, de conservantes, colorantes, cafeína, entre otros, afirmó la especialista.
¿Qué debe incluir una bandeja escolar?
Una dieta alimenticia adecuada dentro de las escuelas y en cualquier espacio, debe contar con macro y micronutrientes. Entre los macronutrientes se encuentran las proteínas, grasas y carbohidratos; mientras que, en los micronutrientes se encuentran las vitaminas, minerales y fibras.
“Un desayuno debe contener proteína. Huevo con vegetales, una fruta y cereal con leche, por ejemplo; mientras que en el almuerzo pollo, arroz, ensalada de vegetales, frutas en jugo o en ración, agua y sopa. Esto es lo que se denomina ‘alimentación institucional’”, señalo Lizcano.
El Estado venezolano no garantiza el derecho a la alimentación
En enero 2022, durante la presentación del tercer Examen Periódico Universal (EPU) sobre Venezuela, Mervin Maldonado, vicepresidente de Gobierno para el Socialismo Social y Territorial, aseguró que, más de 5 millones de niños, niñas y adolescentes recibían alimentación “de calidad” en las escuelas públicas de Venezuela.
A pesar de lo que señala el alto funcionario del gobierno de Nicolás Maduro, la realidad en las instituciones educativas es otra. La variedad de alimentos es escasa, al igual que la cantidad y calidad.
La Emergencia Humanitaria Compleja y la crisis de derechos humanos en el país lleva a que el derecho a la alimentación sea vulnerado. El poco poder adquisitivo de las personas, impide que los niños, niñas y adolescentes tengan una alimentación acorde en su hogar que permita complementar lo poco que reciben en las escuelas a través del PAE.
De acuerdo con un informe de Cáritas Venezuela como parte del Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención en Nutrición y Salud (SAMAN), el 28,1 % de los menores de 5 años en Venezuela, tienen retraso en el crecimiento. Mientras que, para Huníades Urbina, secretario de la Academia Nacional de Medicina, una buena parte de esta generación ya perdió de cuatro a cinco centímetros de talla, como consecuencia de los déficits nutricionales.
La disponibilidad, acceso y utilización adecuada de los alimentos es imposible para la mayoría de venezolanos, acelerando el deterioro nutricional de la población, sobre todo de niños y niñas, embarazadas, personas mayores, personas con problemas de salud y personas recluidas o en zonas de difícil acceso. La falta de nutrientes, calorías y proteínas entre la concepción y los 2 años, amenaza el crecimiento y desarrollo de las nuevas generaciones, denunció HumVenezuela.
Desde Caleidoscopio Humano, como parte del proyecto MonitorDescaVe, se ha denunciado y visibilizado el grave problema alimenticio, no solo en las instituciones educativas, también en los hogares, especialmente en sectores vulnerables y de difícil acceso donde las brechas de desigualdad y pobreza, son cada vez más profundas.
*Para este reportaje se resguardó el nombre de las fuentes consultadas en las instituciones educativas, así como el nombre de las instituciones educativas para evitar algún tipo de hostigamiento, amenaza o represalia.